Necesito consejo
Fecha: 11/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... coño que, si bien no estaba seco como un desierto, tenía muy poca humedad. Caricias sobre la piel, esperando que se abriese excitado, ataque a sus tetas y pezones y todo lo que se me ocurría para excitarla, no dieron ningún resultado. Dispuesto a humedecerla bien, me coloqué entre sus piernas, ignorando la tensión a la que sometió su cuerpo, bajé hasta su coño, dejando un reguero de besos por su estómago, ombligo y tripa. Escasamente me dio tiempo para dar dos rápidas pasadas de arriba abajo y de abajo arriba, cuando levantó mi cabeza, recogió sus piernas y me puso las rodillas en el pecho. -Pppero… ¿Qué haces? Eres un guarro. ¿Cómo se te ocurre pasarme la lengua por ahí? ¿Cómo se te ha ocurrido eso?… Y un montón de frases de reproche y acusación, que aunque me quitaron las ganas de follar, no fueron suficientes para bajarme la erección. Al principio, intenté convencerla de que no era nada malo, pero me cansé, me separé de ella y me senté al borde de la cama, reflexionando. Este gesto la hizo quedarse callada y mirarme. Al fin, decidí ir al baño a meneármela y calmar mi calentura. -¿A dónde vas? –Me preguntó como con miedo. -Al baño. Estaré un rato, así que tú duérmete. -¿Qué ocurre? ¿No vamos a hacer el amor? ¿Qué he hecho mal? -Mira, María, no puedo estar horas y horas intentando excitarte y tú poniéndote cada vez en mayor tensión. ¡Quitas las ganas de follar a cualquiera! -¿Follar? ¿Desde cuándo te has vuelto tan basto? Nunca te había oído esa palabra. -Pues sí, María, ...
... mucha gente lo llama “follar”, pero si a ti te gusta más, quitas las ganas de hacer el amor al más salido. -Por favor Jorge, no me hagas esto. Estoy ya muy excitada. Necesito que me… folles… ya. Volví a la cama no muy seguro, pero cuando me senté, me abrazó y me colocó sobre ella, separando ligeramente las piernas. -Follaje ya. –Me dijo. Separé más sus muslos y me coloqué bien entre ellos, mientras con la mano me ensalivaba bien la polla para colocarla seguidamente en su raja. Estuve un rato recorriéndola en toda su longitud, sobre todo sobre su clítoris, hasta que, viendo que no adelantaba, volví a ensalivarla bien y la coloqué en la entrada. Le estuve dando pequeños empujoncitos para ir abriendo camino, pues, a pesar de sus palabras, la única humedad era la de mi polla. Le dada pequeños empujones, como si la estuviese follando, pero con muy pequeños avances o incluso ninguno. -Ah, ah, ah… -Decía ella coincidiendo con mis empujones. No era placer, no era excitación, solamente la molestia de la penetración. Con estos movimientos, conseguí ir abriéndola hasta llegar a su himen, donde me detuve. -¿Ya he perdido la virginidad? -No tengo mucha experiencia, pero creo que sí. –Le respondí para tranquilizarla, lo que, efectivamente, hizo que se relajara en parte. La saqué despacio y completamente, para volverla a ensalivar y meterla de nuevo hasta el límite. Entonces di un fuerte empujón metiéndola hasta el fondo, dejándola un momento dentro para que se acostumbrara, mientras ella ...