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La ahijada de mi tía me regaló una tarde erótica
Fecha: 16/06/2019, Categorías: Anal Sexo con Maduras Autor: Caballeroazul, Fuente: CuentoRelatos
... querías hacer? ―Pues... la verdad… me gustaste desde que te vi. ―Sí; pero, ¿desde cuándo querías hacérmelo? ―Creo que desde ese momento. ―¡¿En serio?! ―Pues, sí. ―Y ¿cómo sabías que yo quería que me lo hicieran primero por atrás? ―Ah, eso recién lo descubrí hoy. ―No entiendo ―Veras siempre me gustaron tus nalgas. Creo que tienes una cola preciosa. Así que cuando las tuve a mi alcance quise darme el gusto; pero, al hacerlo descubrí que te gustaba mucho lo que te hacía y bueno una cosa llevó a la otra y ya vez. ―Eres maravilloso –y me besó. ―Ahora dime ¿Por qué querías hacerlo por allí?, ¿Por adelante no te gusta? –sonriendo me respondió. ―La verdad… nunca lo he hecho –y continuó ruborizada- Soy virgen… o mejor dicho, casi… ―Ahora el que no entiende soy yo. ―La verdad es que ni yo misma lo sé; pero… desde hace mucho quería probar que se siente que me lo metieran por la cola… Lo había pensado mucho y no se… Alguna vez leí que a veces se debe a que a una le han puesto muchos enemas o lavativas ¿me entiendes no? –yo asentí- y bueno mi madrina siempre me las ponía incluso ya de grande… Una vez vi en una revista como un chico le metía su cosa a una chica por la cola y desde entonces quise probarlo. ―¿Y pensabas que lo harías conmigo? ―La verdad, la verdad… no. Si me gustaste desde el comienzo; pero, no lo tenía pensado… Pero, no me arrepiento. ―¿Me dejarás continuar enseñándote más? ―Sí –selló su lacónica respuesta con un beso. Luego de esto llamó por teléfono a casa de su madrina y ...
... dejó dicho que se quedaría en casa de una amiga hasta al día siguiente (la típica excusa) y al parecer resultó. Después de esto vino lo del tratamiento de su cola con el hielo y el ungüento y eso fue excitándonos a los dos. Cada que le ponía el hielo ella cerraba sus glúteos y eso lo tomé como excusa para darle de nalgadas. Eso al parecer la fue calentando y antes de que terminara con "su tratamiento" ya estaba besando y mordiendo los ricos cachetes de su culo; mientras ella reía y gemía a la vez. Yo estaba consciente de que Tatty tenía la cola adolorida y maltrecha; y, que sería una desconsideración mía metérsela por allí otra vez; sin embargo, mis deseos eran superiores a mi razón; así que sin consultárselo decidí que era hora de dejar que mi verga recorriese su deliciosa conchita; total aquello resultaría más sencillo. Para entonces mi Tatty reposaba sobre mi cama, con el culo bien levantado gracias a la ayuda de almohadones; mientras que yo arrodillado a su lado le colocaba hielo y ungüento de manzana entre sus dos cachetitos. Poco a poco y desde allí fui descendiendo con mis masajes desde su culo hasta su coñito y al llegar allí descubrí que sus labios estaban húmedos. Eran un par de carnecitas tersas, rosadas y palpitantes que cabían en la palma de mi mano con toda comodidad. Así que, si al comenzar la tarde se los había estrujado sobre la tela de su calzón ahora sólo me provocaban disfrutar de ellos por toda la eternidad. De éste modo fui adueñándome de aquél coñito y ...