La chica de la tortilleria (Re-pub)
Fecha: 23/10/2017,
Categorías:
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... besaban a los clientes en la boca.—Me gustas, me gustas mucho Julieta —me atreví a confesarle.Ella se quedó callada mientras yo no dejaba de penetrarla. Decidí cambiar de posición. Me salí de ella y me deslicé hacia abajo, hacia su raja. Metí mi cabeza en su entrepierna y hundí mi lengua en su tibia puchita.Dijo que el sexo oral hacia ella no lo practicaba pero no me importó, lamí y lamí, metiendo mi lengua a intervalos en aquel húmedo agujero. Su sabor era único. Ella, por fin, gimió abiertamente y me agarró de los cabellos mientras se estremecía. Me incorporé y tomé su ligero cuerpo que fácil y violentamente maniobré dejándola recostada boca abajo. Ella apenas si pudo echar un vistazo cuando me coloqué detrás para volver a penetrarla.Nuestras carnes chocaban constantemente mientras el catre sobre el que estábamos crujía en cada envestida.Disfrutaba al máximo de sus suaves nalgas (puesto que mi área púbica la mantengo siempre depilada). Me estrellaba contra ellas con todas las ganas. Escuchar nuestros chasquidos me encendía aún más.A tan sólo unos minutos de que se cumpliera el límite de nuestro encuentro yo seguía y seguía, no quería soltar mi carga de espermas que por ella tanto había guardado.—¿Te falta mucho? —me dijo.Escucharla decir eso, y con ese tono, me incomodó sobre ...
... manera. Nunca me ha gustado que me presionen a terminar cuando estoy bien metido en el asunto.Tras otros minutos de constante ayuntamiento por fin dejé que mi cuerpo arrojara su tibio néctar. Me deshice dentro de ella.—...se siente muy caliente, ¡aaaah! —de pronto ella expelió./ profiláctico que habíamos usado se había roto, como resultado indudable de nuestra fricción. Mis espermas por fin se dieron el gusto de nadar dentro de ella. Lo bueno es que no podría reprocharme nada, ya que justamente ella lo había proporcionado.«Eso pasa por usar condones de los que te regalan en el Seguro Popular», pensé.Ni modo, lo barato sale caro.Sin importarme mucho aquello caí desfallecido. En los segundos siguientes, en los que me sentí desvanecido, apenas noté cómo ella se limpiaba de mí (eso no me gustó mucho, pues lo sentí como un desprecio, después de todo aquel líquido viscoso había sido parte de mí hasta hacía unos instantes). No obstante, me sentía satisfecho.Salí de aquel lugar muy contento ya que pretendía que aquel no fuera nuestro único encuentro allí. Ahora que sabía donde localizarla pensaba acudir periódicamente a disfrutar de sus servicios.No obstante ya nunca la hallé, y en cuanto a la cita me dejó plantado.FIN