Me vuelve loco el sabor de tu coño
Fecha: 24/12/2018,
Categorías:
Infidelidad
Anal
Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos
... que de un momento a otro el bulto se iba desinflando y mientras más volumen iba perdiendo, una sensación de humedad iba abriéndose paso lentamente por mi short, hasta que sentí algo tibio y viscoso untado sobre mis nalgas. Fue entonces cuando descubrí lo que era la leche que los hombres guardan exquisitamente en sus pelotas. La mente definitivamente es una casa con mil puertas. Mientras mi amante me rozaba y me iba desnudando, allí, de pie y atada, yo iba recordando toda la intensidad de mis primeras experiencias sexuales, así que mi amante no podía imaginarse que la abundante humedad que babeaba en mi vagina mientras me iba bajando la panty lentamente, era producto de mi mente perversa que viajaba al pasado y recordaba todo lo prohibido que viví junto a mi querido tío, mi primer amor. Tampoco se imaginaba mi marido lo que yo estaba pensando mientras él seguía hurgando a su gusto mi culo con su glande. Yo simplemente estaba allí, tendida en la sala de mi casa, absorta y sentía como una y otra vez mi marido sacaba la polla, frotaba la cabeza contra el ojete, como acariciándome las arrugas del ano y luego volvía a ensártalo totalmente, llenándome con su centímetros de carne caliente y palpitante. Así mismo lo hizo mi amante cuando tuvo su primera oportunidad un par de días antes. Ya no estaba de pie y atada, sino que ahora estaba en una extraña posición. Tirada en el suelo, con las manos atadas a la parte trasera de mi espalda por una cuerda que daba vuelta a mi toroso y a la ...
... parte superior de mis brazos y que terminaba confinado firmemente mis muñecas. En la cintura otra cuerda daba varias vueltas y luego ataba mis tobillos a mis muslos, en ambas piernas, formando entonces un triángulo donde mis rodillas eran los dos vértices inferiores y mi trasero el vértice superior, expuesto e indefenso. Mientras estaba atada, completamente inmóvil y a merced de su lujuria, una sensación de libertad me poseía. Nuevamente no sé cuánto tiempo pude estar así, pero sentí cuando mi amante comenzó a saciarse con el manjar de mi coño, lamiéndolo a sus anchas cuanto tiempo quiso. Hizo lo mismo con mi culo, con mis nalgas, con mis pies, con todo. Y luego, sin siquiera echar lubricante, comenzó a penetrar mis orificios a la vez. Primero lo introdujo en el culo creo que intencionalmente para hacerme sentir dolor, luego lo sacó y de un tirón lo metió en mi coño. Y así perdí la cuenta de las veces que me pudo haber cogido. Sé que acabo un par de veces en mi coño y en mi culo, pero como fue un proceso tan prolongado no sabría decir cuántas; y ahora que mi marido estaba allí revolviendo todo en mi interior, se me ocurre la posibilidad de que mi amante hubiese aprovechado el hecho de que yo estaba permanentemente vendada para haber convidado a otros hombres a que me follaran y me llenaran de leche sin que yo me hubiese tan siquiera dado cuenta. Es muy probable porque sinceramente perdí la cuenta de cuantas veces pudo haber acabado este tipo. Una 14 o 15 veces en el fin de ...