Me vuelve loco el sabor de tu coño
Fecha: 24/12/2018,
Categorías:
Infidelidad
Anal
Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos
Bueno, ¿qué otra cosa podía hacer yo? ¿Cómo podía negarme? No había terminado siquiera de llegar a casa cuando mi esposo se me abalanzó apasionadamente con ganas de follarme. ¿Cómo rechazarlo si teníamos varios días sin vernos? Por más exhausta y adolorida que estaba no pude evitarlo; así que allí estaba yo, mi esposo me tenía en cuatro sobre el mueble de la sala y no habían pasado cinco minutos de mi llegada cuando ya me estaba metiendo la polla por el culo. Mis gemidos eran como los habituales, pero en mi interior era consciente que gemía porque me estaba doliendo más de lo habitual. Es que no era solo dolor, era que me ardía por lo sensible que tenía el recto. Definitivamente había abusado el fin de semana anterior y mi único consuelo era que mientras el vigoroso miembro de mi esposo iba mancillando mi dilatado esfínter, estaba siendo secretamente lubricado por todo el semen que mi amante había vertido en mí apenas un par de horas antes. Con todo y que me dolía, con cada embestida que mi esposo me daba, gozaba recordando el placer de la noche anterior. Abusé en todos los sentidos. No solo tenía el recto lleno de esperma, también la concha me emanaba los restos blanquecinos del desenfreno vivido. Me di cuenta cuando fui a los servicios en el aeropuerto, antes de llegar a casa, y justo sentada mientras hacía pis, pude ver como la panty estaba completamente manchada. ¡Ni que decir de todo el semen que trague durante el fin de semana! Mi amante tiene un fetiche por acabarme ...
... en la cara, así que cuantas veces pudo me tomaba del pelo, me ponía de rodillas en el suelo y descargaba todo el contenido de sus poderosos testículos en mi rostro y en mi garganta. Mi marido estaba disfrutando enormemente. Lo sé porque cuando está excitado me toma del pelo y tira con fuerza mientras me penetra o porque se encorva y muerde con pasión la espalda y los hombros. «¡Qué rico tienes ese culo, mi amor!» gritaba desaforado mientras yo estaba tendida y en mi mente iba repasando todos los eventos del fin de semana. Mi amante, bueno, uno de tantos, es un tipo muy interesante. Es un artista plástico aficionado al shibarí-kinbaku (para los que no sepáis, este es un arte erótico japonés que consiste en atar el cuerpo con cuerdas para dejarlo inmovilizado) y me contactó por mi cuenta de Facebook para pedirme que posara para él. Me dijo que quería fotografiarme y también pintar unos cuadros, y a mí que me encanta el rollo artístico, no lo dudé dos veces y acepté. A mi marido le dije que iría a visitar a mi mejor amiga en Valencia, cosa que también hice, aunque en menor proporción y sólo lo necesario para tomarme una buena cantidad de fotos con ella para luego tenerlas como evidencia de que el pretexto del viaje era cierto. Mi amiga estaba completamente enterada de la verdadera intención de mi viaje porque nos tenemos muchísima confianza y somos igual de pervertidas y cachondas; de hecho, tiene un coño jugoso y perfumado que en otra ocasión os referiré. Una vez que llegué a ...