1. Infidelidad en su boda


    Fecha: 24/11/2018, Categorías: Infidelidad Sexo con Maduras Autor: MARIANO, Fuente: CuentoRelatos

    ... porque realmente creían sus explicaciones, o solo por no incomodarle, ninguno de ellos se metía con su evidente mojigatería y, como mucho, bromeaban compadeciendo a esa mujer por lo que pudiera pasarle el día que él se soltara. En realidad Pedro no desechaba el amor y el sexo, ni mucho menos, simplemente tenía miedo a no saber encarar correctamente una relación con una mujer y, especialmente, a recibir una respuesta negativa de ésta. Recordaba como a los 18 años, unos chicos de su pandilla le convencieron para ir con ellos a un club de carretera cercano a su pueblo natal. Mientras se dirigían allí su mente comenzó a cavilar sobre lo que se encontraría al entrar en el tugurio, y sobre lo que debería hacer si, como parecía inevitable, se le acercaba alguna de las chicas del club, y eso le puso casi enfermo. Su inútil arrepentimiento no iba a sacarle de esa situación, pero por suerte para él, cuando llegaron allí, uno de los cuatro amigos decidió no entrar y Pedro se ofreció gustosamente a acompañarle. Los dos se quedaron en el coche, en silencio, esperando el regreso de los otros dos. La espera fue demasiado breve, sobre todo teniendo en cuenta todo el provecho que decían haber sacado al tiempo los dos valientes y presumidos amigos. Pedro volvió a recordar la cafetería de la fábrica y el día en que, como de costumbre, espiaba a su amor platónico. En un momento dado una de las compañeras de ella se percató de la directa atención que él la prestaba, y emocionadamente le susurró ...
    ... algo en los oídos. Muchos de los trabajadores de la empresa sabían que él era el hijo del dueño y Pedro estaba convencido de que ese era el mensaje que estaba recibiendo la chica de sus sueños. Con una clara mirada de incredulidad ella fijó su vista en él y le envió una sonrisa que, además de ruborizarle, le desarmó por completo. Dos días más de escondidas miradas cómplices le convencieron de dar el paso que jamás había imaginado ser capaz de afrontar. Aprovechando un momento de despiste de las amigas la invitó a un café a la salida del trabajo. La contestación afirmativa de Lucía, acompañada de esa preciosa sonrisa, provocó que también se enamorara de su voz y, lo más importante, que se revitalizara su deteriorada autoestima en lo que al amor se refería. A partir de entonces se sucedieron los encuentros y con el pasar del tiempo llegó a alcanzar con ella el grado de confianza suficiente para atreverse a plantearle formalizar su relación, algo que Lucía aceptó encantada y que además tranquilizó a los padres de Pedro que empezaban a inquietarse ante la astenia amorosa de su hijo menor. Pedro reconocía que su noviazgo se asentaba en una buena compenetración entre ambos, con conversaciones variadas y buenas dosis de humor. Sin embargo su temor a la posible reacción de ella ante cualquier tipo de manifestación puramente sexual, incluso la más liviana, alimentaban la existencia de un total desconocimiento mutuo de la actitud de cada uno de ellos en esa parcela. Pedro ponía todo su ...
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