1. Quien con niños se acuesta...


    Fecha: 14/09/2018, Categorías: Infidelidad Autor: PATRI81, Fuente: CuentoRelatos

    ... entre otras cosas porque mi teléfono no lo tenía. Eso le daba igual a Juan, su capazo era grandísimo. Muy serio me dijo, venga que este no nos va a amargar la noche, prepárate que nos vamos a Madrid. A mí como que no me hacía mucha gracia y a regañadientes, le dije que sí. Sonó de pronto el timbre, mire la hora, eran las 9 y 18. Era Diego, Juan abrió la puerta y su cambio fue radical. Lo recibió como si ya se conocieran y era todo amabilidad. Diego sin embargo se le veía más parado. El don de Juan es que empatiza rápidamente con las personas y no iba a ser menos con Diego, en un santiamén le preparo una copa y hablaban los dos tan ricamente. Les pregunte si tenían hambre para preparar algo de cenar o pedir algo. Los dos a la vez me dijeron que de momento no. Había deseado que estuviera y ahora no sabía cómo abordar la situación. Cuando Diego no veía a Juan, este me hacía señas para que fuera yo la que tomara la iniciativa, estaba claro que Diego no era nuestro amigo Carlos. Juan dijo que iba por mas hielo y nos dejó solos, entonces me senté junto a él y le dije que no estuviera con tanta tensión y él me decía que no podía evitarlo. Juan nos hablaba desde la cocina y nosotros le respondíamos, pero yo empecé a acariciar la entrepierna de Diego, que empezó a responder como yo esperaba y deseaba. No quería ser brusca, lo ...
    ... hacía con suavidad y cuando Juan trajo el hielo, hizo como si todo fuera de lo más natural. Diego al verlo se puso un poco tieso, pero como hablábamos como si no pasara nada anormal, se relajó. Fui desabrochando su pantalón y logré sacar su rabo, que estaba muy duro. Diego trataba de contenerse, pero su respiración fue en aumento. La cara de Juan iba cambiando, se le veía más a gusto. Me agaché y empecé a lamer el rabo de Diego. Que ya se relajó del todo, pasaba de hablar con mi marido y estaba a lo que estaba, me acariciaba la cabeza. Aguantaba mucho más que por la mañana, se corrió en mi boca y nada más hacerlo se levantó diciéndonos que no podía, que le perdonásemos y se fue hacia la puerta y se marchó. Juan y yo continuamos y lo pasamos muy bien. El primer día de trabajo después de esto, Diego me rehuía durante toda la jornada de trabajo, cuando salimos me esperaba para pedirme disculpas y tratar de quedar otro día, que trataría que no volviera a pasar. No quise ser dura y le dije que ya veríamos. Sé que las comparaciones son odiosas, pero como echamos de menos esa noche a Carlos y su experiencia. P.D.: Este relato ya lo publiqué el 15-Mar-17 junto a otros 4 más en otra página, pero ahora he recalado aquí como otros amigos y empezare a publicar aquí. Lo digo porque yo escribo en tiempo real, aunque no escribo muy a menudo. 
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