1. Fui infiel en vacaciones en Santa Clara


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Infidelidad Grandes Relatos, Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos

    ... tiraban sus líneas cerca de allí. La primera cerveza ya me había comenzado a hacer efecto, dejando escapar mis risitas en respuesta a cada insinuación que me hacían los tres para que practicáramos sexo grupal. Yo sonriendo les decía que era una mujer casada y seria, aunque Juan había probado mi debilidad por la carne. Yo pensaba en la hora y la tardanza de mi regreso pero como siempre, mi piel ardiente indujo mis acciones y el alcohol nubló mis pensamientos. Juan tomó la iniciativa, comenzando a besarme el cuello me sacó el sostén y continúo con mis senos. Yo me derretía, con el efecto del alcohol y el morbo de estar siendo acosada por esos tres hermosos machos. El amigo tironeó mi bombachita para sacármela, yo levanté la cola para facilitarle la tarea. Recostada en la lona con unos buzos de almohada, comencé a chuparle el pene con gran devoción a Juan, que me lo entregó arrodillándose junto a mi cabeza. En ese momento sentí que el amigo me hacía una increíble felatio en la vulva y el ano. Ya no pude contenerme y un feroz orgasmo se liberó desde mis entrañas, coronado con ahogados gritos de placer, sintiendo como la lengua del tipo chapoteaba en mi flujo. Le pedí que por favor no demorara, que me la diera ya y él comenzó a rozar con el botón la puerta de mi vagina hasta que en un suave movimiento me la mandó a guardar. La sentí tan hermosa y grande como la de Juan a quien se la seguía chupando junto a su hijo que me la acercaba por el otro lado de mi rostro. La del hijo era ...
    ... algo más grande aún que la del padre y bastante más dura, parecía un palo. Los movimientos de mi pelvis se hicieron cada vez más bruscos liberando un nuevo orgasmo con la hermosa poronga que llenaba mi vagina. El hijo de Juan dijo, ahora me toca a mis señores, se acostó boca arriba en la lona y me hizo montar sobre su formidable aparato. Ah, que penetración fantástica, todavía me excito al recordar lo que sentí bajando por ese garrote que se introdujo casi todo en mi conchita, haciendo tope con su botón en el fondo. Juan le cedió su lugar al amigo que me dio su pene en la boca, duro como piedra a punto de romperse. Juan se puso detrás de mí y con sus manos me soliviaba el cuerpo levantando mi cola que se movía al ritmo del bombeo de su hijo. Introdujo un dedo en mi ano y viendo que entraba con facilidad metió otro, comenzando a masajearme. Esperé deseosa lo que Juan planeaba hasta que sentí su botón apoyado en mi esfínter, algo dilatado por los masajes previos. Lo sentí entrar como una ciruela y a continuación el resto del tronco se fue deslizando en suaves y cortos enviones hasta perderse completamente en mi recto. Mientras esto ocurría un nuevo orgasmo se liberaba desde mi interior haciéndome gritar el goce y el deseo que me dieran más y más. Las poses fueron variando, me ponían boca abajo luego boca arriba, de costado, en distintas posiciones y las penetraciones se fueron intercambiando en mis dos agujeros y boca provocándome un infernal estado orgásmico continuo. El hijo ...
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