Fui infiel en vacaciones en Santa Clara
Fecha: 26/08/2018,
Categorías:
Infidelidad
Grandes Relatos,
Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos
... atrás, tan varonil y apuesto que pensé que esta vez mi mente había estado más lenta que lo habitual. Al día siguiente asistí a mi esposo en lo que pude. Ni intentó levantarse, toda la mañana acostado de espalda con las piernas en alto. Compré algo de comida preparada para el almuerzo y me dijo que no me preocupara, que me fuera a la playa, que él ya se iba a curar pronto. Otras veces ha demorado 2 o 3 días en mejorar y esta vez las quemaduras eran importantes. Dormí un rato pero ante la insistencia de mi esposo que no perdiera el día tan hermoso, como a las 5 de la tarde tomé mi bolso y me fui a la playa. Estábamos en una cabaña en donde comienza la zona de los acantilados, donde se baja por unas escaleras hechas con madera y tierra hasta la arena. Allí el mar no tiene gran profundidad, la playa tiene varios kilómetros de longitud hacia el norte y está bordeada en toda su extensión por una especie de barranco de unos 5 o más metros de alto de tierra muy dura tipo tosca, que el mar y el viento se han encargado de horadar formando especie de cavernas, cortes irregulares y en algunos lugares hay como grandes peñascos que se han desprendido de la barranca. El agua estaba maravillosa y luego de un buen chapuzón me puse a tomar sol. Como a las 7 de la tarde para matar el aburrimiento me dispuse a caminar por la playa, alejándome del sector donde está la muchedumbre. Dejé mi bolso encargado a una familia, comencé a andar por la arena húmeda descalza y con solo mi bikini. El agua ...
... apenas lamía la playa y refrescaba mis pies al caminar. La gente a esa hora ya se estaba retirando y solo algunos pocos caminantes recorrían la playa, la mayoría regresando del lugar hacia el cual yo iba. Entretenida juntando algunas conchas y caracolitos no me di cuenta que había caminado como 3 km, me crucé con una pareja de jóvenes solitarios como yo. El sol me había entibiado la piel y me dieron ganas de darme un chapuzón. En esa zona la playa se extiende bajo el mar con poca profundidad y el agua con olas muy suaves apenas cubría mi cola. En un momento pensé en mi irresponsabilidad de estar en ese lugar tan solitario bañándome sola, pero lo disfrutaba con gran placer. De pronto escuché unos ruidos lejanos de motores y a los pocos minutos vi que se aproximaban 3 cuatriciclos, que en unos minutos más ya estaban frente a mí. Eran 3 hombres en esas motos. Uno de ellos se detuvo y me gritó desde la arena si estaba bien o necesitaba algo. Yo le contesté que estaba todo bien y él volvió a gritar algo pero el ruido de las olas no me dejaban entender lo que me decía. Entonces comencé a caminar hacia el cuatri y cuando me acerco veo que oh! casualidad, era nada menos que el cincuentón que había conocido en la farmacia. Él tardó unos segundos en reconocerme, luego, con una sonrisa espléndida me saludó diciéndome que se alegraba de verme y preguntándome de nuevo si estaba todo bien y por mi esposo. Le conté que seguía postrado y de inmediato nos pusimos a charlar alegremente. Me dijo ...