Fui infiel en vacaciones en Santa Clara
Fecha: 26/08/2018,
Categorías:
Infidelidad
Grandes Relatos,
Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos
Hola, luego de 10 meses vuelvo a escribir sobre mis deslices carnales. Muchas veces he tratado de hacerlo pero por distintas razones no he podido hasta ahora. Me identifico como “Laura”, probablemente hayan leído alguno de mis relatos anteriores de infidelidad. Les recuerdo que soy mendocina, ahora tengo 53 años. Me vuelvo a describir: 1,53 m, cuerpo bien conservado 86-63-95, piel trigueña, mis senos son medianos pero bastante firmes, no tengo rollos ni gorduras y mi cola, piernas y caderas suelen volver loquito a más de uno. Mi esposo de 1,70 m con algo de barriga, es muy bueno conmigo. En la cama no tengo frenos ya que soy multiorgásmica y muyyyy gritona, podría decirse que soy ninfómana. Me excito fácilmente con solo pensar en el sexo y ni que hablar si tomo algo de alcohol, a los minutos pierdo los estribos. Cuando hago el amor no puedo parar porque siento como una fiebre y una cosquilla que me invade el cuerpo entero haciendo que descargue mis orgasmos uno tras otro. Mi esposo es una bellísima persona y por supuesto soy su gran atracción sexual. Las locuras que hacemos son iniciativa mía, él me sigue. No es hombre de ver páginas de sexo como estas, cosa que a mí por el contrario me encanta ver videos porno y leer relatos y distintas vivencias que han tenido otras personas. Me siento totalmente confiada y sin ataduras para escribir mis relatos porque estoy segura que nunca él los verá. Creo que tiene los atributos de un perfecto cornudo y yo no puedo dejar de colaborar ...
... para que siga siéndolo. Tengo una adicción a la infidelidad y es algo que no puedo evitar, imagino que es como las drogas para el adicto. Esta vez les quiero contar lo que viví hace unos años cuando fuimos a veranear a Santa Clara del Mar, doce días, yo tenía cuarenta y algo. Habíamos planeado disfrutar nuestra segunda Luna de Miel a todo vapor. Mi esposo tiene piel blanca y es muy propenso a quemarse con el sol, con facilidad suele ampollarse. Durante varios años se viene cuidando. Sin embargo en nuestro primer día de playa, con un sol infernal, le volvió a pasar. Se quedó dormido bajo la sombrilla y cuando se corrió la sombra sus piernas quedaron expuestas al sol. Yo no sufro ese problema por lo que tomaba sol sin percatarme del suceso. Cuando llegamos al departamento que alquilamos tenía las piernas totalmente rojas y ampolladas, me dio mucha pena verlo así, sufriendo mucho. Teníamos planeado ir esa noche a un boliche de Mar del Plata pero mi pobre maridito no podía ni moverse. Fui a una farmacia a comprar una pomada. En la farmacia me encontré con un señor de unos cincuenta y tantos, muy apuesto y simpático. Me comentó que era viudo y vivía solo en Santa Clara. Tenía de visita a un hijo suyo de 35 años con su familia y solían ir a pescar a la playa en cuatriciclos. Yo le conté lo de mi esposo y con mirada picaresca me dijo que eso no era grave y que si me aburría lo podía encontrar en la playa para pasear en cuatri. Cuando se retiró después de saludarme lo vi caminar de ...