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Mi sobrino David
Fecha: 03/09/2017, Categorías: Incesto Hetero Autor: Inmaculeada, Fuente: CuentoRelatos
Queridos amigos, me gustaría contaros una historia que ocurrió el año pasado. Nada especial. O sí. La verdad es que para mí supuso un antes y un después en la manera de ver la vida. De extirpar complejos sobre las distintas formas que tenemos de ver el sexo. Para poneros en antecedentes os explicaré de forma breve que soy una mujer de 38 años, morena con el pelo largo y ojos negros grandes y llamativos. Es, sin duda, lo que más me gusta de mi rostro: Mis ojos. La vida no me ha tratado muy bien. Enviudé hace un par de años. Sí. Tuve la desgracia de perder al hombre de mi vida. A esa persona que tanto me había dado. Amor, caricias, compañía y ternura. Podéis imaginar lo que supuso para mi perder a mi marido. Me quedé vacía y muerta hasta este verano. Año y medio que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Además, estábamos en aquellos últimos coletazos que la edad nos permitía para intentar ser padres. Él tenía 39, yo 36 y todo se fue demasiado lejos de mi. Como os decía, el hecho de no tener hijos y haber llevado una vida tranquila me permitía mantenerme un poquito y conservar un buen cuerpo. Era ama de casa hasta enviudar y acudía asiduamente al gimnasio pues el tiempo y los horarios así me lo permitían. Gasto una talla 40 de pantalón y una 95 de sujetador, así os podéis hacer una idea de cómo soy aproximadamente. Rehaciendo mis actividades estaba cuando recibí una llamada de mi hermana mayor indicando que venía unos días a mi casa acompañada de mi sobrino David. Aparte de la ...
visita de unos días para vernos, pretendían mirar alojamiento y universidad para David pues quería iniciar sus estudios de medicina. Os diré que soy de Granada y en la población malagueña donde vive no hay esa posibilidad. Toda esa semana la pasamos en grande saliendo y visitando pisos de estudiantes. Encontraron uno para compartirlo con otros dos compañeros y marcharon de vuelta a casa una vez cumplidos los requisitos de alquiler y matrícula universitaria. Llegadas las fechas de inicio universitario, acudí a recibir a David a la estación de autobuses. Lo acogí en casa por aquel fin de semana pues hasta el lunes siguiente no contaba el inicio del contrato de alquiler del piso de estudiantes. Aquella noche de sábado le propuse salir a cenar fuera y, de paso, conocer mientras paseábamos por Granada los lugares más típicos y puntos de interés para ayudarle a familiarizarse con la ciudad. Debo reconocer que no me encontraba fuera de lugar junto a él. La última vez que lo vi tendría 16 años y estaba aún en aquella edad pasota más propia de la adolescencia, pero ahora era más fácil verlo como un hombre que como un chaval. Tenía el pelo largo, barba cerrada de algunos días y unos ojos negros que delataban qué sangre corría por nuestras venas. Era un muchacho muy guapo y así lo atestiguaron las miradas que, de vez en cuando, descubría de alguna chica cuando pasábamos cerca de ella o cenando en el mismo restaurante. Las niñas se relamían. Yo me limité a llevar un corto vestido con un ...