Le fui infiel a mi novio y lo gocé
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmosqueda, Fuente: RelatosEróticos
... tranca. —Mhh…glmphhh…¡¡¡mmhhhhhhh!!!—eran los únicos sonidos que salían de mi boca. Si no me equivoco, fueron unos 5 minutos en los que proseguí con mi labor. —Carmencita, ¡cómo te gusta, eh! Es todo tuyo, princesa—, decía mi amante entre jadeos. Me lo saqué de la boca, lo miré a los ojos y le dije: —Claro que es todo mío, es mi dulcecito. [Ahora más que una novia infiel, parecía una puta a sueldo] Ustedes sabrán entender, las mujeres nos transformamos durante el sexo o por lo menos eso quiero creer. Sobra decir que seguí chupando sin manos y poco tiempo después noté que la mano derecha de Daniel soltó mi nuca y se dirigió a mis nalgas, subió mi vestido (lo cual no era muy difícil por lo corto) y empezó a sobarlas. —Mira nada más el culo que te cargas—, me dijo. Por supuesto que no le contesté y seguí esmerándome en lo mío. Pero algo tenía claro: si quería una chupada y hasta venirse en mi cara estaba dispuesta, pero estaba muy loquito si pensaba que iba a cogerme. Eso sí que no. —Dije que estás muy buena. Mira esas piernas. Y entonces sus manos bajaron a mis muslos y a mi entrepierna. No podía a alcanzarme muy bien pero era evidente que el cabrón quería meterme mano. Yo en mi papel de niña buena, seguí chupando y mamando como una experta. A estas alturas su pene ya estaba a su máxima expresión. Como mínimo eran 20 cm de pura carne rica y fresca. Como les dije antes, la tenía más gruesa que José Luis y eso me dificultaba más la tarea. Aquel enorme instrumento desaparecía ...
... dentro de mi boca hasta llegar a mi garganta y mi cabeza subía y bajaba una y otra vez. —Carmen, te quiero coger como loco—, me dijo. Yo me hice la desentendida. —Te la quiero meter hasta el fondo, chiquita. Mira nada más cómo me pusiste. Niégame que no estás toda mojadita. Anda, dímelo. —Ya Daniel, en buen plan deja de insistir. Sus manos subieron otra vez por todo mi culo hasta llegar a mi cintura. Metió la mano por debajo de mis medias, y fue ahí cuando sentí el calor de su piel contra mis glúteos. Creí morirme del gusto y sentí mis pezones duros de la tremenda excitación que estaba experimentando. Su mano continuo masajeando mis nalgas piel a piel, hasta que el muy coqueto metió la mano también por debajo de mi calzón. Seguramente fue el momento en que perdí los papeles. Los dedos de Daniel buscaron inmediatamente mi vagina y comenzaron a estimularla. Notó mi éxtasis pues al instante comencé a chupar con más vehemencia y rapidez. —Mira cómo si quieres más, muñequita. Yo sé que quieres más— me dijo. Mi rajita era ya una gotera, no podía evitarlo. Le dije tibiamente: —Ya para, por favor—. Más que una orden parecía una petición para que no dejara de hacerlo. Llevaba ya casi 10 minutos chupándole la verga y debo confesar que lo único que para esos momentos quería era ser poseída por ese hombre. Era inevitable: lo quería dentro de mí. Sus dedos siguieron con su labor, introdujo uno en mi conchita y yo ya no podía más de placer. Lo metió y sacó duramente por algunos segundos. Luego ...