Le fui infiel a mi novio y lo gocé
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmosqueda, Fuente: RelatosEróticos
... canalla. Estaba tan caliente que no iba a mentirle ni a hacerme la difícil a estas alturas. Además su pene, de ser sincera, era lindísimo; no estaba aun totalmente erecto pero se notaba de un buen tamaño, algo parecido al de mi novio en lo largo pero sin duda el de Daniel era más grueso. Por encima de su miembro, una cabeza gorda y brillosa asomaba apuntando perfectamente hacia arriba. —Es lindo— le contesté de forma escueta. — ¿Te gustaría probarlo? Puede ser tu dulce todo el tiempo que quieras. Sólo atiné a verlo a los ojos y a sonreírle. Mi mano derecha por supuesto no había soltado su verga. —Qué bonito dulce me he ganado entonces. [Ay, Carmen] Estiró su brazo derecho y me dio un pequeño empujón por la espalda para inclinarme. Entendí el movimiento de su brazo y me incliné de lado de tal modo que estoy segura que nadie que pasara relativamente lejos del coche pudiera notar cómo probaba su pene. Al tenerlo tan cerca, lo primero que hice fue mirarlo a detalle antes de llevármelo a la boca. Según yo, su erección no era total y aun así el tamaño era considerable. Siempre me ha dado mucha risa la forma de hongo que tienen la cabeza de los penes y al ver el de Daniel me esmeraba en recordar si alguna vez había probado “un hongo” tan grande. Fuera de mis parejas formales, solamente había tenido sexo con 4 hombres (siempre estando soltera) y a pesar que varios de ellos tenían buen tamaño, la cabeza de Daniel era algo de llamar la atención. Así que empecé por ahí. Lo primero ...
... que sentí con mis labios fue la curvatura y poco a poco comencé a succionar la cabeza. —Así chiquita, la puntita primero— me dijo un Daniel que empezaba a disfrutar mi felación. Así estuve unos segundos probando “mi honguito” hasta que instintivamente mi succión abarcaba parte del tronco, y así más y más. Conforme seguía chupando sentía en el interior cómo su verga crecía y crecía dentro de mi boca. Era una sensación riquísima. De vez en cuando, sacaba su pene de mi boca para masturbarlo con ambas manos y llevar mi saliva desde la base del tronco hasta el orificio. También probé sus testículos a placer con mi lengua. Le daba besitos a su falo por todas partes y mi labial ya se había mezclado totalmente con sus fluidos. Me gustaba mucho sentir su líquido preseminal. Daniel sólo sostenía mi nuca con su mano derecha para llevar el control del ritmo. La verdad José Luis me había entrenado perfectamente en las artes del sexo oral y, por azares de la vida, ahora era otro el que disfrutaba de las enseñanzas. Sabía que llegado un punto, las manos salen sobrando y todo el movimiento debe ser con la boca. Me imagino lo caliente que estaba Daniel: una chica cometiendo su primera infidelidad sexual contigo en plena calle, inclinada en tu coche y comiéndote la verga como toda una profesional. Casi no hablaba y sólo de vez en cuando oía un “Así chiquita”, “Cómo te la comes, bebé”, “Mira que te gusta, eh”. La verdad no sabía y no me importaba lo que decía, yo sólo me dedicaba a disfrutar su ...