1. Mi tío Nico, mi gran profesor, maestro y verdugo


    Fecha: 08/05/2018, Categorías: Incesto Autor: marinat2x, Fuente: SexoSinTabues

    ... a mi boca, a mi cerebro y a mis manos, al principio como yo no sabía cómo hacerlo, él me cogía mis dos manos tal como cuando me enseñaba a hacer las vocales, me hacía que se lo apretara, que se lo sobara, se lo frotara hacia arriba y hacia abajo hasta expulsar un líquido blanco algo espeso, se untaba uno o dos dedos de eso y me los metía en mi boca, pero eso me hacía como vomitar y él apenas se reía de verme así, con el tiempo ya lo hacía yo sola sin necesidad de mi maestro. Lo que nunca he aprendido es a tragarme el semen y hoy día me cuesta trabajo hasta recibir esa leche en mi boca. A la par de que me enseñó a lo que hoy se conoce como hacerle una paja, también me enseñó a metérmelo en la boca, a mamárselo, él se lo sacaba, hacía que yo se lo cogiera, jugábamos viéndolo crecer o cómo se movía cabeceando, se lo pajeaba, él muy inteligentemente, hábil y muy lentamente, cogiéndome de la cabeza con sus manos me llevaba y me lo ofrecía entre mis labios, yo como buena alumna optaba por mamárselo todo el tiempo que a él se le antojara, eso de tenerlo en mi boca era una sensación tan agradable, me sabía tan a delicioso, eso me hacía sentir como segura a su lado, igual todo le quedaba a mi tío como servido en bandeja de plata pues teníamos la forma de saber si mi madre o alguno de mis familiares se acercaba a la alcoba donde nos metíamos, así que no había el problema de ser descubiertos en mis enseñanzas del arte del sexo. Repito que yo era encantada con todo eso, ya que durante ...
    ... esas faenas había chocolates, dulces, cosquillas, risas, en fin, eso era una fiesta en esa alcoba, después silencio total, se supone que el tío ha quedado dormido, sin embargo yo como buena alumna estaba en mi oficio, en mis lecciones de aprender a mamar su verga, yo chupaba hasta que él se venía en mi cara, en mis manos o mi boca, claro que cuando lo hacía ahí en mi boca casi me vomitaba del asco, él en su maletín cargaba una botella de agua y pañitos húmedos con los que me limpiaba para quitar el olor y las manchas de mi ropita o de la cama. Mis enseñanzas nunca paraban, mi profesor me hacía acostar en la cama, me quitaba mis bragas, mis calzoncitos y comenzaba a besar mis genitales y hasta mi culito, metía su lengua hasta donde quería y podía, libre de todo impedimento, me chupaba desde la nuca, mi espalda, mi culito, pasaba por mi vaginita, por el ombligo, se detenía en mis dos protuberancias que eran mis senos de niña ya desarrollados, volvía a bajar y subir hasta mi sexo, mientras que con sus manos me abría las piernas para que cuando las cosquillas, los orgasmos o la emoción que yo sentía no me hicieran cerrar mis piernas y le impidieran estar pegado a mí, como un parche. Otro aspecto que no podía faltar era tal vez el que me gustaba y me impulsaba más, era qué el metiera su dedo del centro de su mano, al que algunos llaman “dedo vaginal” dentro de mi rajita, que lo mantuviera ahí, siempre adentro mientras muchos de nuestros juegos se desarrollaban o nos besábamos, ese ...
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