La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... jajajaja. Bueno mañana os decimos algo.

-Bueno, nos dejáis en espera chicas, mira que se lo decimos a otras jajajaja.

Y así fue discurriendo la conversación, quedando finalmente en verse en ese mismo sitio al día siguiente y concretarían detalles de la excursión.

De regreso, en el hotel antes de dormir las chicas comentaban la suerte que habían tenido y lo mucho que les apetecía ir en el barco y más acompañadas de aquellos dos chicos.

-No me imaginaba yo ese plan de montar en barco Gema y encima gratis jajaja.

-Ya ves, nos está saliendo un viaje redondo y encima hemos conocido a estos que de verdad son un encanto. Igual el capitán del barco nos puede casar en alta mar, jajaja, bromeaba Gema.

Al día siguiente se repitió el plan, playa, piscina y por la noche se encontraron de nuevo con los 2 chicos. Hablaron, rieron y les sirvió para coger más confianza con ellos. Ya no tenían ninguna duda de querer ir con ellos a la excursión en barco.

Finalmente quedaron en pasar a recogerlas al día siguiente en el hotel a las 10 de la mañana.

DIA DE LA EXCURSION Y PRIMER DIA DE TRAVESIA.

Y efectivamente, a las 10,05 horas las 2 chicas salían del hotel, vestidas con sus blusas blancas y pantalón corto y portando sus bolsas de playa. Allí afuera estaba el coche blanco descapotable que habían visto el otro día, y dentro los dos chicos que levantaron la mano para saludarlas.

Las ofrecieron ir a desayunar, pero ambas dijeron que acaban de hacerlo en el hotel, así ...

... que sin más demora subieron al coche y en menos de 10 minutos llegaron al puerto. Allí permanecieron unos minutos esperando y charlando sobre el buen tiempo que hacía y enseguida oyeron el ruido del motor de una pequeña lancha neumática que paró junto a las escaleras del malecón.

-¿En esto vamos a subir? Dijo Gema un poco asustada.

-Bueno os juro que el barco es más grande, jajaja... Esto solo es la lancha que nos llevará hasta él, como os comenté.

El hombre que manejaba la lancha subió al puerto, tenía acento árabe, saludó a los dos chicos e ignoró a las chicas. Eso sí, dejó claro que solo podían subir tres personas en la lancha porque sólo había lugar y chalecos para tres, así que tendrían que hacer 2 viajes.

-Chicas, id vosotras primero y luego vamos nosotros en el segundo viaje.

-¿Nosotras solas?, dijo Patri. No no.

-Jajaja pero que cobardicas sois. Bueno iré yo también con vosotras y que Marc se quede aquí en tierra esperando.

Y así hicieron, subieron a la lancha las dos chicas y el chico y junto al piloto tan poco amable, comenzaron el viaje al encuentro del barco.

El barco estaba mucho más lejano de lo que las mujeres habían imaginado. Llevaban ya más de 15 minutos en la lancha, que no iba precisamente despacio y aún no se visualizaba ningún navío.

Por fin a lo lejos se veía un barco, que poco a poco se iba haciendo más y más grande a la par que se acercaban a él. No era el barquito velero pequeño que ellas habían imaginado, era un yate enorme. ...