La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... la comida. Echad una siesta típica de vuestro país si queréis. En un par de horas venimos a buscaros.

Por supuesto no pudieron pegar ojo, y tumbadas sobre la cama no se podían quitar de la cabeza qué sería aquello de la sesión de resistencia. Comentaban entre ellas lo asustadas que estaban y se daban la una a la otra falsas esperanzas, en el sentido de que todo iba a ir bien y que pronto estarían de nuevo en casa. También comentaban que era mejor obedecer a todo porque aquellos hombres no bromeaban. Estaban solas, indefensa y en medio del mar. Seguro que no dudarían en arrojarlas por la borda si se enojaban.

Quedaban pocos minutos para las 5 de la tarde, aunque ellas sin relojes, sin móviles y sin nada de sus pertenencias vivían ajenas al horario. Sonó la puerta y el guardián vino a buscarlas.

-¿Qué va a pasar señor?, preguntó muy nerviosa Patri.

-No se preocupe joven, seguro que le gustará, dijo con una sonrisa en su cara.

Las chicas fueron conducidas por aquel gorila a la misma sala del final del pasillo donde habían permanecido por la mañana en el concurso de preguntas. El hombre llamó a la puerta y los tres pasaron dentro. Allí les esperaba más gente de la que suponían.

Estaban los 4 anfitriones, los 2 guardianes y para su sorpresa, estaba también la mujer joven que había hecho hasta ahora las funciones de camarera.

-Bien chicas, aunque ya la conocen de vista, les presentó formalmente a Fátima, que nos va a ayudar con este juego.

Fátima emitió un ...

... casi imperceptible gesto serio de saludo a las chicas. Estaba claro que ella no disfrutaba con aquel trabajo, pero seguramente estaría obligada a hacer todas esas labores de atención a sus jefes.

-Bueno señoritas, no perdamos más tiempo. Suban al escenario.

Gema y Patri lentamente tomaron camino del escenario, subieron los dos escalones y se situaron arriba, temiendo que les esperaría.

Los 4 anfitriones se habían sentado en los dos amplios sofás frente al escenario, mientras los 2 guardianes estaban de pie a la derecha del tablado y Fátima se situaba a la izquierda también de pie. Entonces Omar tomó la palabra.

-Señoritas, o mejor dicho, Gema y Patricia, que nosotros ya tenemos confianza, queremos que nuestros padres puedan contemplar esa preciosa ropa interior que vestís.

Aquello cayó como un jarro de agua fría en las chicas. Se esperaban algo así, pero no tan directamente, sin mediar palabra, sin juegos. Les estaban pidiendo directamente que se quitasen su ropa delante de todos, que mostrasen su ropita interior.

-Como sabéis, desgraciadamente no tenemos mucho tiempo y nuestros planes tenemos a acortarlos a hoy y mañana, así que no perdáis el tiempo y obedeced, añadió Ahmed en tono mucho más serio del que había empleado hasta ahora.

Dada la situación, las chicas comenzaron lentamente a hacer movimientos encaminados a despojarse de sus ropas. Primero sus blusas, luego sus pantalones. También las ordenaron quitar sus chanclas de sus pies. Todas sus ropas y ...