Vagabundos al Ataque
Fecha: 20/04/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... donde le estaba pasando la mano, y verificando que no había nadie observando, le tome la funda de su pija, guauuuuu, que gorda y apetecible se percibía. El perro se emocionó también al igual que yo por la caricia inesperada, y empezó a saltarme para lamerme la cara, mientras los otros tres, se sumaban a nosotros en la demostración de agradecimiento. Esto fue la gota que derramó el vaso de mis bajas pasiones perrunas. Llegando una oleada de placer, quise investigar hasta dónde eran capaces de demostrar su agradecimiento, y sacando más chorizo de la bolsa de los mandados, los aventé hacia el interior del camper de mi camioneta, y ellos saltaron al interior para alcanzar la comida. Bajé la tapa del camper, y cerré la manigueta, y me fui a iniciar una aventura con ellos, donde fuera, donde se pudiera estar cómodos y sin que nos fueran a ver, porque pensé en darme un gran festín con aquellos vagabundos que me acababa de encontrar. Así, empecé a manejar, dando vueltas por la ciudad, pensando dónde, dónde podré llevar a estos BB’s para regalarme con ellos y que me hagan suya. De pronto, me alcanzó un automóvil negro, y me dio un gusto enorme, pues se trataba de una amistad que tenía mucho no veía. Alejandro, que así se llama mi amigo, es veterinario, y me saludo y nos detuvimos para saludarnos. Que grata sorpresa, por lo que les voy a contar a continuación. Alejandro, me empezó a platicar que, acababa de regresar a la ciudad, y que traía un plan de negocios, relacionado claro, ...
... con su profesión, me platicó que había comprado una granja a dos horas de la ciudad, y que precisamente andaba buscando alguien conocido para que le hiciera el favor de pasarse cuatro días en la granja para que se la cuidara, porque tenía que ir a otra ciudad por más animales. Andale, me dijo, anímate a cuidarme mi granjita. A lo que yo le cuestione sobre qué tipo de animales tenía en la dichosa granja, y sorpresa la mía cuando me dijo que estaba iniciando el negocio de compra venta de perros finos, de raza Dálmata. Ya se imaginarán lo que sintió mi pepita golosa cuando oí semejante frase. PERROS DALMATA. Mhnnnn, no pude menos que saborearme. Y haciéndome la remilgosa me negué un poquitín, para que no fuera a sospechar nada, y al fin, acepté. Nos pusimos de acuerdo, a partir de cuando tenía que irme a la granja, y Alejandro me dijo que tenía que ser de inmediato, porque estaba ya de salida. Me dio las llaves y la ubicación exacta del lugar y con un beso en la mejilla, nos despedimos. En ese momento me acordé de los amiguitos que traía en la camioneta y corrí hacia ellos a la parte trasera y les dije: Lo siento cariñitos, pero tengo algo que hacer, así es que, les voy a dar el aventón hasta las afueras de la ciudad porque me voy de cuidadora de granja. Comencé a manejar y salí de la ciudad, y tomé el camino que me llevaría a la granja de mi amigo. Ya había transcurrido como una hora de camino y empecé a notar que no había casas por los alrededores, ni una sola, si que estaba ...