1. Buscando empleo


    Fecha: 22/09/2017, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tenía diecinueve años. Había terminado mis estudios secundarios y llevaba varios meses buscando trabajo. Una amiga me dijo que una forma de uno ayudarse era prestando servicios sexuales. Me dio un número telefónico. Estaba desesperada por mi situación económica. Muy nerviosa llamé y me dieron una cita, advirtiéndome que todo dependía de mis aptitudes. Me vestí sugestivamente y me dirigí hacía allá.Era una casa de dos apartamentos independientes. Mi dirección indicaba que era en el segundo piso. Subí las escaleras y pulsé el timbre. Una mujer más bien cuarentona y de mirada alegre abrió la puerta. Preguntó mi nombre, sonrió y me hizo pasar. Respiré profundamente y seguí. El lugar estaba a media luz y no podía distinguir mucho. Sin embargo si pude presentir la presencia de otras personas. Casi estuve a punto de devolverme cuando la mujer me tomó de un brazo y me invitó a tomar un trago en la barra de un mueble bar que estaba en el extremo mejor iluminado de lo que parecía un salón amplio.Era un cóctel muy fuerte que bebí de un tirón y que separó mi alma del cuerpo. Cuando terminé con mi cóctel La mujer se acercó y de la mano me llevó al centro del salón. Mis ojos que ya estaban mejor acostumbrados a la penumbra reconocieron como una especie de pista de baile con un pequeño reflector iluminando una cómoda butaca de cuero negro. La seguí dócilmente.Una vez en el centro, pude ver a varios hombres rodeando la pista en tinieblas, en completo silencio y siguiendo sin perderse ni un ...
     solo de mis movimientos.Si darme cuenta, la mujer hizo que me sentara en la butaca y me dijo que a partir de ese momento debía seguir las instrucciones al pie de la letra. Ni siquiera me resistí. A partir de ese momento todo sucedió muy rápido. La mujer me pidió que me quitara la blusa y el sujetador, dejando que mis tetas quedaran al aire y empezó a moverlas para que todos pudieran contemplarlas en su vaivén. Estaba asustada, pero mis pezones se endurecieron. La sensación de estar siendo observada hizo que me excitara y que mi coño se humedeciera.De pronto uno de los hombres salió de la penumbra, se acercó y me dijo que me parara. Me pidió entonces que me desabrochara los jeans y luego me los bajó de un tirón junto con las bragas hasta los tobillos. Los dedos del hombre comenzaron a tirar de los vellos del coño. Me hizo sentar en el borde de la butaca, me abrió las piernas y abrió mi sexo con sus manos tirando de los grandes labios hacia los lados como para mostrarle a todos los demás mi chocha.Enseguida introdujo el dedo índice hasta el fondo de mi coño e hizo girar la muñeca de su brazo para que entrara más adentro. Me sentía cada vez más excitada al verme así totalmente desprotegida, expuesta como animal en feria. Noté que el hombre quería ensayar el producto sexual para que sus clientes pudieran después gozarlo y disfrutarlo cuando me contrataran. Eso era yo, un juguete sexual. Yo no les interesaba como persona. Miré entre las tinieblas y vi a todos aquellos hombres con ...
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