1. Caso sin sitular LX: resaca del año nuevo chino


    Fecha: 29/08/2025, Categorías: No Consentido Autor: AcechadorLD, Fuente: TodoRelatos

    ... qué boca más... más de putaaaaa... uffff... uffffff... qué bien se la traga... uffffff... ufffff.... qué puta golfa... ufffff... qué gustaaaaaaazo... ufffff... -soltaba Isidoro, bombeando en la boca de la abusada muchacha.
    
    Y, de golpe, toda la presión, toda la tensión, estalló.
    
    Isidoro, con un sonido brutal, con un gemido obsceno que llenó el habitáculo, le clavó por completo toda su barra de dilatadísima masculinidad y, sujetándole la cabeza con fuerza, comenzó a vomitar chorro tras chorro de su esperma bien dentro de su boca, hasta derramarse y bajar por su garganta, incluso pese a la arcada que tuvo en ese momento.
    
    Alina, incapaz de aguantar el mar de sensaciones que estaba viviendo y la tensión del ahogo cuando uno de sus jefes comenzó a vaciarse dentro de su boca mientras el otro aceleraba al máximo el ritmo de sus dedos dentro de su coño y le sorbía entre los labios el clítoris... comenzó a retorcerse y agitarse lo que pudo cuando le sobrevino un potente orgasmo.
    
    Casi dio las gracias por tener su boca y garganta tan ocupadas, puesto que no hubiera podido soportar la vergüenza y humillación de ponerse a gemir y gritar como una loca cuando su cuerpo fue arrollado por la intensa emoción de ese robado orgasmo.
    
    - Chupa, puta, chuuuuupa -ordenó Isidoro, con toda su endurecidísima verga bien dentro de su boca, apenas dejándole respirar y, a pesar de todo, la joven lo hizo, se la chupó a la vez que sentía el cálido descenso del semen de ese maduro por su ...
    ... garganta.
    
    - Jooooder con la zorra... cómo se ha corrido la muy puta... uffff... ufffff... qué puuuuta... -dijo el otro ejecutivo, lamiendo con vicio parte de los jugos del orgasmo de la chica, a quien siguió masturbando con sus dedos, haciendo que no bajase su calentura.
    
    - Cambiemos -demandó el mayor, tras unos segundos.
    
    - La jodida bien lo merece -se burló José Manuel.
    
    - Por favor... Isidoro... por... -gimoteó ella, implorante, acomodándose el cabello por inercia cuando, por un momento, la dejaron libre y pudo sentarse, sintiendo cómo la humedad de su orgasmo le mojaba los muslos y el fuerte sabor que tenía en la garganta.
    
    - Cierra la puta bocaza, que bien que te gusta, zorra calientapollas -la insultó el ejecutivo, antes de hacer que girase y se reclinara al revés, con la cabeza sobre el regazo de José Manuel y el coño apoyado contra el mayor de los cincuentones.
    
    Aun sabiendo lo que venía, no estaba preparada para ver cómo se desabrochaba el pantalón uno de los máximos responsables del proyecto donde colaboraba, dejando salir, impulsada como por un muelle, una engrosada y embrutecida virilidad, una barra de carne que bien pareciera tener vida propia, con una punta redondeada que brillaba con la luz de las farolas que se filtraba por las ventanillas de delante.
    
    El asombro le pudo de nuevo ante esa demostración de excitación y de primitiva masculinidad.
    
    Todavía más sorprendente fue el notar las manos del mayor de los ejecutivos sobre su sexo, toqueteándoselo ...
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