La isla de los castrados IV (FINAL) - Relatos Eróticos

La isla de los castrados IV (FINAL)

... solo consiguió que Melany masticara los huevos con más fuerza si cabe. En un principio los testículos resistieron la presión, pero no aguantaron ni un segundo en cuanto la mujer utilizó toda su fuerza. Incluso a ella le sorprendió la facilidad con la que cedieron los pequeños órganos, que reventaron casi al instante.

Ya no se oían suplicas, sino un grito agudo que se perdía en la entrepierna femenina.

Las muelas se separaron, pero dieron paso a una curiosa lengua que movió el contenido del escroto, recolocando los restos testiculares para que Melany pueda volver a masticarlos una y otra vez hasta que todo el contenido escrotal fue una blanda papilla amorfa.

Cuando Melany liberó el trozo de pellejo, el macho convulsionaba deleitando a las espectadoras y torturando a los espectadores con una flácida polla con forma de "L” que se agitaba graciosamente, y un todavía mas flácido escroto que se meneaba ridículo con la marca de las muelas tatuadas pero en el que el contenido no era más que un gelatinoso puré testicular.

Melany cogió y apretó el colgante trozo de nada, el cual salía maleable entre sus dedos y a continuación habló directamente a una cámara mal escondida.

- Chicas, habéis visto lo fácil que es destrozar a los hombres usando sus patéticos huevos. Si queremos podemos demostrarles que ellos son el verdadero sexo débil. Por ultimo tengo un mensaje para los hombres: cuidado al volver solos a casa por la noche, porque… ahora soy libre!

Cuando Daniela llamó a urgencias para decir que su hermano tenía los testículos hinchados y se moría de dolor, las líneas estaban totalmente saturadas por llamadas similares.

ANA: Bueno, por lo menos podremos jugar un rato más. – dijo la niña con una sádica sonrisa.

FIN.