Esther: despedida de soltera en familia (FINAL) - Relatos Eróticos

Esther: despedida de soltera en familia (FINAL)

... todo en la cama, sin miedo a ser interrumpidos, sin tener que cuidarnos de despertar a mi hija.

Una sonrisa nerviosa y lasciva le brindé a mi hombre mientras mordía mi labio inferior, observando cómo movía su cuerpo de esa forma tan sensual, quitándose la ropa para mí, lentamente, sin dejar de lanzarme una mirada que seguía derritiéndome por dentro, haciendo que mi vagina se mojara hasta derramarse mientras contemplaba las detalladas líneas de su cuerpo.

Ver a mi hombre desnudo era siempre un placer que me llevaba a conocer los lÍmites del deseo, algo que me transportaba al cielo ante el más mínimo toque, una experiencia que en aquella noche pude vivir de nuevo cuando sentí sus manos acariciando suavemente mis piernas, subiendo despacio desde mis tobillos, provocando que me estremeciera, que mi piel comenzara a necesitarlo cerca, que mi cuerpo se sintiera vacío sin tener a mi hombre perforando mi entrepierna.

Sus labios comenzaron a besar mi piel recorriendo poco a poco la parte interna de mis muslos en una caricia húmeda y continua, mientras sus manos deslizaban mis bragas lentamente hacia abajo hasta deshacerse de ellas, dejando mi vulva a su entera disposición, ardiendo de deseo, de sentirlo de nuevo, de experimentar sus besos, de ser penetrada por su sexo.

- ¡Ahhh! - un gemido escapó de mi boca cuando volví a sentir su lengua jugando con mi clítoris, disfrutando de la sensación de sus manos acariciando mis muslos, sin permitirme que dejara en un solo momento ...

... de retorcerme de placer, gritando, gimiendo, moviendo mis caderas y sintiendo cómo temblaba mi cuerpo ante tan magistrales habilidades que mi esposo había cultivado con el paso del tiempo.

Sus dedos penetraron una vagina que ya estaba lista para él, que podría penetrar en cualquier momento pero que decidía no hacerlo, pues él sabía cómo volverme loca, conocía mis debilidades y mis gustos, los puntos correctos donde tocarme y besarme para hacer que perdiera la cabeza, los tiempos exactos y los ritmos adecuados para hacer que me extraviara en el placer que me provocaban sus labios, la humedad de su lengua y su hermosa y endurecida verga.

De pronto la tela de mi vestido me estorbaba, de asfixiaba y coartaba mi libertad de mostrarme desnuda ante mi hombre, quien una vez más me demostraba lo conectados que estábamos cuando se levantó repentinamente y tomando la tela de mi vestido lo abrió de golpe, haciendo que los botones que lo cerraban saltaran por todos lados, mostrándome su excitante fuerza, dejando que los músculos de su cuerpo brillaran con la tenue luz que nos brindaba una noche de luna.

Me desnudó de la forma como me gustaba, demostrándome a cada segundo lo mucho que me deseaba, destruyendo mi ropa interior, dejando al aire libre mis senos para abalanzarse sobre ellos, meterlos en su boca, robarme gemidos que clamaban por una cogida interminable que me dejara exhausta y me hiciera perder la noción del lugar donde me encontraba.

Sus labios subieron lentamente ...