1. Terminé metiéndome profundamente en el personaje de la loquita que interpretaba…


    Fecha: 13/05/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Sexo en Grupo Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... la volvió a enjuagar con bastante agua, se paró frente a mí, preguntándome. “¿Te gustaría darme una buena mamada?” Tuve la intención de responderle que no, pero eso no es lo que hubiera hecho la loquita de la mucama a la que yo interpretaba, así que delicadamente, al tiempo que todavía sentía el caliente chorro de agua que salía del bidé, chocando con mi enjabonado esfínter, agarré su miembro con mis dedos, y lentamente me lo he llevado frente a mi boca. Comencé por besar su glande, para luego continuar pasándole mi lengua, desde sus testículos hasta la cabeza de su verga, la que a los pocos segundos comenzó a crecer prácticamente entre mis labios. Ya había terminado de limpiarme, pero no de mamar, y así estuve, mama que mama hasta que logré que nuevamente que él se viniera, pero en esa segunda ocasión dentro de mi boca. Al terminar en lugar de escupir todo su semen, me tragué gran parte, cuando él me preguntó si me había gustado, al tiempo que me dio una ardiente nalgada. Después de eso, él mismo me dijo. “Ya veo que, si has entrado plenamente en tu personaje, la cosa es que ahora no se te quede dentro.” Yo le respondí, usando mi tono normal de voz, que fue toda una tremenda experiencia, pero que no se preocupase que, si bien lo había disfrutado en parte, estaba bien consciente de que eso no era realmente lo mío, y actuando sin los manierismos del personaje, me despedí del y me encaminé a mi auto que había dejado en el estacionamiento del ...
    ... teatro. Pero justo al salir del ascensor, continué caminado y actuando como la loquita que había descubierto dentro de mí, ya estaba por montarme en mi auto, cuando tres vejetes entre cincuenta y tantos años y sesenta y tantos se me acercaron, y mientras uno de ellos se paró al lado y agarrando descaradamente mis nalgas, me preguntó “¿Mi reina, te gustaría pasar un buen rato con nosotros?” Aunque para mí era más que evidente, que, debido a mi manera de andar, de estar vestido, y de comportarme, esos tres tipos pensaron que yo era un verdadero mariconcito buscando fiesta. Al sonreírme seductoramente, cuando uno de ellos me agarró las nalgas, le dio mi respuesta, casualmente los cuatro nos fuimos caminando, nuevamente al mismo edificio del que había salido, pero entramos a otro apartamento. Por toda la noche, y gran parte de la madrugada, esos tres hombres mucho más mayores que yo, me estuvieron comiendo el culo, clavándome sus vergas en repetidas ocasiones, cuando no era que yo me dedicaba a mamárselas intensamente. Les diré la obra fue todo un éxito, alabada por todos los críticos, y mi personaje de un mariconcito que trabaja de mucama, no dejó lugar a duda que había sido una tremenda interpretación. Ahora que ya terminó, no sé cómo deshacerme del personaje, al que yo cariñosamente le he puesto de nombre Lulú. Ya que, aunque llevo varios meses en el montaje de otra obra de teatro, ocasionalmente recurro a Lulú, cuando quiero divertirme profundamente. 
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