Cumpleaños de Nadia - Relatos Eróticos

Cumpleaños de Nadia

... gustativas respondían con agrado a aquel sabor. —Nadia, Nadia me vuelves loco. Para, para, que me dejas seco. No puedo aguantar! Dios mío, ohhh!! —Vale, vale ya paro. –Sonreía fogosa y se levantaba. —Eres la hostia, mentía cuando te dije que no eres una diosa. —Me encantan tus diálogos saciado sexualmente, eres tan sincero. Martín se tumbó en el sofá y fumó un cigarro. Nadia fue a limpiarse la cara y retocarse el maquillaje, le dejó reponerse. Pasados diez minutos buscó el lubricante analgésico para que dentro de unos minutos le diera por culo –nunca mejor dicho.- Se lo echó en la mano, cubrió de abundante líquido todo su ano introduciéndose el dedo para que no quedara nada sin broncear y lo escondió de nuevo. Escuchó los pasos de Martín, a quién todavía le duraba su empalmada y le espero de pie con una mirada traviesa, él la agarró de golpe, moldeándola contra su cuerpo incrustándole toda la dureza varonil sobre su órganos más débiles, ella se apoyaba en la estantería. Su boca se abrió en suspiros de deseo pronunciando su nombre. —Mar-tin, Mar-tin, dame, dame. —¿Te gusta?- Le decía con una voz suave, pero una creciente intensidad sexual, borrando de la mente de Nadia todo lo que no fueran ellos dos. —Me encanta, pero quiero que te sientes en los pies de la cama. ¡Hazme caso que es mi cumpleaños! Martín obedeció. Se sentó y Nadia también lo hizo mirando hacia la pared, de espaldas a Martín con su tiesura dentro, empezó a bajar como si de sentadillas se tratase, su vagina ...

... elástica dilatada se abría a la perfección, Martín observaba su culo carnoso y firme subiendo y bajando. Cada mano la destinó a un pecho y acarició los pezones suavemente, Nadia no iba a aguantar mucho más. Se levantó y agarró el consolador vaginal, Martín la observaba inmóvil, ella apoyó sus cuatro extremidades en la cama, encendió el vibrador y le dijo con una voz muy excitante. —¡Fóllame el culo, ya! –Exigía. Martín se levantó de un brinco y empezó a meter su punta gorda despacio. —¿Te duele mi niña? –Preguntaba preocupado. —No nada, dame más, venga. -Suplicaba ofrendándose a él, entregándose desesperada y rendida. Notaba como las manos masculinas se adueñaban de su cuerpo, quemándola viva en una hoguera, penetrándole fuego por todos los poros. Martín introdujo más de medio pene y Nadia zarandeaba excitada el vibrador vaginal, quería llegar al orgasmo por partida doble. Martín bailaba al ritmo de movimientos circulares lentos, para obtener una mayor respuesta placentera, el jinete consiguió atravesarla como un clavo a la pared. Desgarró su orificio anal, liberando su pasión. Llegó hasta el final, sus testículos golpeaban sus nalgas, ella le recibió como si lo hubiera estado esperando siempre, como se espera, en la inocente juventud de todo lo extraño y misterioso. Gemía y extendía el cuello cubriendo su espalda de hermosos rizos, enmarcando su belleza. Martín la reprendía por el lado y la besaba como nunca. Despertaban sus sentidos uno a uno, desvelaban su pasión. Nadia ...