El arte de mi hijo - Relatos Eróticos

El arte de mi hijo

... dejó completamente sorprendida.

- “Mamá, como tuviste tanto cuidado de no dejarme verte, me dio curiosidad. Así que perforé este agujero y ahora no tengo curiosidad. Te he visto completamente desnuda miles de veces.”

- “¡Has invadido mi privacidad! Tú… tú…—”

- “Creo que la palabra correcta es ‘voyeur’, pero realmente creo que eso significa cuando miras a extraños. Yo solo te observo a ti”.

- “No sé qué decir. ¿Cómo puede mi hijo ser esta persona que no conozco?” Me cuestioné a mí mismo, sabiendo que no había respuestas preparadas. No es de extrañar que pudiera dibujar tan perfectamente mi cuerpo. Lo había estudiado desde todos los ángulos en su tiempo libre.

Mis piernas temblaban, me sentía inestable. Me senté en la silla de su escritorio. Entonces, otro pensamiento me golpeó.

- “¿Solo me observas a mí?”

- “Solo quería verte a ti”, dijo. Sonaba vago e incompleto.

- "¿Tú... alguna vez viste como tu padre-?" Temía preguntar, pero tenía que saber.

- "¡Papá es una broma!" gruñó. “Ni siquiera puede levantarlo. Está con una de las mujeres más bellas del planeta y no puede levantarlo. No a menos que esté ebrio, Y eso es por solo unos segundos”.

Mis peores temores se habían hecho realidad. Javi nos había visto tener sexo. O al menos intentándolo.

- “Es tu padre, Javi. Se respetuoso."

- “Tengo suerte de que hace más de dieciocho años pudo hacerlo. Esa fue probablemente la última vez porque lo has estado intentando desde entonces. ¿Y cree que por ...

... algún ritual mágico este sábado va a curar lo que le pasa a su pene? Es una locura. Apostó todo a una fantasía. Vamos a perder la iglesia, nuestra casa, todo si no quedas embarazada. ¿Qué tan inteligente es eso? Dime, crees que puedes quedar embarazada sin mi ayuda. ¡Se honesta!"

Podía ver su ira y su preocupación. Sentí lo mismo, pero pensé que lo había mantenido oculto. No podía razonar con Ed. Creo que realmente creía, o quería creer, que podía ocurrir un milagro. Solo negué con la cabeza, sin saber qué podía decir.

- "¡He visto lo que papá puede producir cuando le haces una paja!"

- "¡JAVI!"

- “¡Oh, vamos, mamá! No importa lo que hagas, casi nada sale. ¿Cómo va a dejarte embarazada? Y está empeorando”.

No podía creer que estaba teniendo esta conversación, por unilateral que fuera, sobre el volumen de la eyaculación de mi marido.

- “Papá está siendo egoísta al respecto, pensando que puede dejarte embarazada. Él siempre se la pasa hablando sobre el pecado de la soberbia. Por lo menos yo no soy así.”

- "¡Tú también lo eres! Simplemente no lo ves” —respondí. Una parte de mí quería lastimar a Javi por todo el estrés emocional que me hizo pasar.

- "¿Qué quieres decir?" preguntó. Pude ver que mi respuesta había dado en el blanco.

- “Oh, de tus dibujos. Cuidaste tanto que cada detalle saliera bien. ¡Todos menos uno! El que tu orgullo no pudo dejarte dibujar con precisión.”

- “Mis dibujos son perfectos. Me asegure que cada detalle fuera perfecto"

- ...