la sumisa y su novio cuckold
Fecha: 06/12/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: parejasumisa, Fuente: SexoSinTabues30
... elástica se puso en mis ojos, y con los ojos vendados, sin ver absolutamente nada, reanudó los azotes.
En el quinto oí la puerta del piso abrirse, y el sonido del azote se escuchó hasta la puerta del ascensor.
Contaba yo por el octavo, “ocho Amo”, cuando oí las llaves de mi novio salir y la puerta cerrarse.
Me quedé sola. Saberme en soledad me excitó brutalmente, y al llegar al veinte me ordenó darle las gracias por parar y por regalarme los azotes.
Mi culo ardía. Debía de estar rojo como un tomate, y notaba como si quemara. Seguía sin moverme, sin abandonar esa posición morbosa, y sentí mi collar de sumisa cerrarse en mi cuello.
De inmediato lo hice.
Al final del pasillo, ya dentro del comedor, oí la voz del Amo.
Anduve a cuatro patas y a ciegas hasta llegar a la puerta del comedor. Me colocó la correa del collar, y un tirón me indicó hacia dónde debía de girar.
La ceguera de la venda me hacía escuchar con mayor nitidez los ruidos, mi respiración, y provocó mi desorientación porque no me dejaba aproximarme a muebles y paredes, que me hubieran servido de guía. Sólo seguía las indicaciones de la correa del Amo, y al ordenarme ponerme en pie de nuevo yo no tenía ni idea de dónde estábamos.
Lo supe cuando noté el tacto del tapizado de cuero de una cruz en forma de X que mi novio y yo habíamos construido. La hicimos con madera, al sistema artesanal, tapizado de cuero, y la habíamos clavado en una pared vacía de nuestro dormitorio. La clavamos muy fuerte ...
... y muy sólida con tornillos, también la habíamos pegado con materiales de construcción, y estaba tan dura que era como parte de la pared. Para arrancarla hay que usar un tractor.
La diseñamos a nuestro gusto, y tiene una especie de arandelas, repartidas unos veinte centímetros entre cada una desde lo alto a lo más bajo, donde se pasan las cuerdas, porque a mí me encanta el tacto de las cuerdas.
Con los brazos enganchados a la forma de la cruz, Me quitó el sujetador del bikini, y con mis pechos desnudos ató en mi muñeca derecha la primera de las cuerdas. Apretó el cordaje en el hueco cerrado de los aros, con el nudo inalcanzable en un lugar que seguro se lo debía de haber enseñado mi novio, y de ahí prosiguió con las cuerdas por muñecas, brazos, codos y hasta el hombro. Bajó por el cordaje de mi torso, apretó las cuerdas que fijaban inmóvil y sin despegue mi cintura contra la cruz, in balanceo ni giro a derecha o izquierda, perfectamente petrificada. Entonces me quitó el tanga del bikini, y totalmente desnuda usó las últimas cuerdas para mantener mis piernas totalmente abiertas atadas a la cruz, por muslo, rodillas, gemelos y tobillos. No podía moverme nada. Estaba completamente indefensa, sola, con mi novio que se había ido de fiesta dejándome dominada por ese Amo atractivo.
Yo me quedé callada y en silencio, sin permiso para hablar.
De pronto sus manos tocaron mis tetas. Tocaron mis pezones, los rozaban, los pellizcaban, jugueteaban, y con los sentidos eclipsados ...