Andre (parte 5)
Fecha: 23/11/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
... cuello, le pasaba un cubito por la espalda para después besarla toda, o lo pasaba por el pezón para después chupárselo. Despacito, poco a poco se fue aflojando y saboreando no solo lo que le hacía, sino la calentura de su amiga, que se contorsionaba ante los mimos de Alma.
Le desaté los pies a Andre y la di vuelta para que quede sentada en el sillón y le colgué los tobillos del techo. Le dije a Alma que mientras yo le chupaba las tetas ella le lamiera la conchita e íbamos cambiando. Me miró con asombro y dudas. La miré fijamente y le indiqué con el dedo la conchita de su amiga y me fui a chupar los pezones de la morocha. Con reticencia al principio, le besó la conchita y le dio besitos en el clítoris. Andre respondió a las caricias. Le dije que cambiemos y mientras le acariciaba las tetas yo trabajaba los dos agujeritos de Andre, agregando didlos y vibradores. La tomé del cabello a Alma y le llevé la cara hacia el sexo de su amiga
- “Vamos a compartirla como compartiste mi pija con Andre. Lamela”.
Y le llevé la boca a su conchita. La rubia puso su lengua sobre el sexo de Andre y yo me puse a su lado. Íbamos turnándonos. Cuando la vi ya suelta me fui detrás de ella y empecé a abrazarla, sobarle las tetas, masajearla el culo y la conchita.
- “Chupale bien la conchita a tu amiga así puedo cogerte a vos, putita”, le dije y me fui detrás de ella para penetrarla y empezar a cogerla. Así estuvimos varios minutos. Andre se retorcía por las lamidas de Alma y ésta gemía ...
... por la cogida que le daba. Me levanté y le dije “Vamos a cambiar”
Desatamos a Andre, le sacamos mordaza y venda y le pregunté si le había gustado.
- “Mucho. Pero sentí dos lenguas ¿o me equivoco?”.
- “No. Y vas a tener que devolver el favor. Atala a tu amiga”.
Cuando Alma estuvo atada nos dedicamos con la morocha a trabajarla con mimos, chirlos, caricias, lamidas, cubitos, chupaditas, fustazos y juguetitos por todo su cuerpo. La rubia gemía como podía por la mordaza y se contorsionaba ante los estímulos del tratamiento. La tuvimos en ese sillón veinte minutos. Al terminar, le saqué las orejeras y le pregunté.
- “¿Querés que sigamos”? Asintió con energía. “¿Querés ser mi sumisa y mi putita?”. Volvió a asentir. Le saqué la mordaza y la venda. Me acerqué a ella y empecé a puntearle el culito con mi pija a la vez que le indicaba a Andre que la bese y le chupe las tetas. Y así, mientras le cogía el culito, la morocha le pegaba chupones en los pezones y le daba besos de lengua o le lamía las tetas. En un momento se tensó toda y gimió profundamente más de un minuto, después se aflojó. Le solté las manos y los tobillos. Salí de su cola, la tomé a Andre, la puse de rodillas en el sillón por sobre Alma y le cogí la cola, mientras las dos se acariciaban y besaban. Pocos minutos después acabé en ese culito hermoso.
- “Vamos a bañarnos los tres juntos que tengo que hacerles de comer”.
- “¿Te podemos enjabonar, papi?, dijo Alma.
- “Si, por supuesto. Y cuando tenga la ...