Mi nueva vida con Amanda [03]
Fecha: 16/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Reina de Picas, Fuente: TodoRelatos
... era, se quedó callado, completamente abatido.
—¿Amanda?
—Ahoga no pueggooo hablag cagiñoo. Quizagz mág tagdee...
Josué no entendía cómo Amanda podía ser tan cruel para ni siquiera tener la decencia de sacarse lo que sea que tuviera metido en la boca y así poder responderle como Dios manda. «Un poquito de respeto, Amanda, que soy tu marido, ¿por qué me haces eso? ¿Por qué me humillas así y, peor, delante de ese pérfido psicópata?»
—Sólo quiero saber cómo estás, cariño.
Su respuesta fueron los“Glup glup glup glup”Chasquidos. Muchos chasquidos. Algo pegajoso. Un sonido húmedo con la boca.
¿Cuándo se había convertido en este monstruo que era ahora? La culpa la tenía Josué, sí, por su conducta en el pasado. Pero ahora había más culpa en Milton, que con su capacidad sicoanalítica la estaba degenerando.
—¿Podrías dejar de sacarte ese---- maldito chorizo y responderme? Que no te entiendo.
“Jajajajaja” ¡Puto Milton de mierda!
“Glup glup glup glup”
Y aparecieron horrorosos sonidos mucho más intensos que antes. Esta vez percibió gemidos. Se le iba el aire. Nuevos chapoteos. Se lo metía a la boca. Se lo sacaba, chapoteos.“Glup glup glup glup”A Josué no lo podían engañar, cada segundo que pasaba confirmaba que su mujer se la estaba mamando a Milton. Amanda estaba a merced de Milton, y en ese momento estaba empachándose la boca con su maldita verga.
—Sólo dime cómo estás, maldita sea.
Por el profano sonido, Josué casi la podía ver con la boca llena de ...
... burbujas de saliva, escapando pegotes de fluidos, babaza y pre semen por las comisuras. Josué se preguntó si ella misma se estaba apoyando el teléfono en la oreja con una de sus manos, o si el perverso de Milton la estaba ayudando para mayor humillación del cornudo y ella tuviera las manos libres para acariciarle los huevos.
Cualquiera que fuera la realidad, lo único cierto es que en ese preciso momento, su amada y dulce esposa le estaba chupando la verga a otro hombre. Que es lo mismo que le estaba poniendo los cuernos. Y cuánto dolor sentía Josué por saberlo. Por intuirlo.
Sin ver, Josué veía a su tierna esposa dándole bocados a la verga de Milton, donde el cabrón debía tenerla de rodillas, empujando su cabeza hacia su pollón, con su glande golpeándole la garganta. Eso explicaría los obscenos sonidos.
A caso también le estaba chupando las bolas y dándole de lamidas, intercalando una y luego la otra. A caso con sus manos le apretara las duras nalgas al cabrón, comparando las nalgas y cuerpo flácido de su marido que se reducía a ser un despojo humano, y tan débil como consecuencia de la nula movilidad durante meses.
Josué a esas alturas del partido ya podía caminar, es cierto, pero lo hacía con mucho dolor y dificultad. Y ahora más que nunca quería recuperar su vida de antes. No podía dejarse vencer. No podía seguir siendo un costal de huesos mientras otro le arrebataba a su dulce mujer.
—Amanda, vuelve por favor.
A Josué no le quedó más remedio que suplicar. ...