Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... pensión alimenticia de su pequeño hijo que ella recibía los clientes y esa falta de filtro de su parte ahora la tenía así, como una prostituta que no estaba viendo ni un solo peso.

La amenaza había sido clara: debía ser la mejor las putas y no correría el riesgo de jamás volver a ver a su hijo. Si se rebelada ante su nueva autoridad, todo el mundo se enteraría lo que realmente era. Y la verdad es que en las últimas semanas no habían sido demasiado diferentes que el resto del año, quizás la mayor diferencia era que debía recorrer diferentes distancias de un lado a otro fuera del horario de clases.

Daniela volvió a mirar la iglesia y la lógica parecía haberse cumplido, el cura mismo de ese lugar se la había follado. Pero la lógica no siempre se imponía en su “nueva” vida. Hace un par de semanas la enviaron a una empresa ganadera a las afueras de Valdivia y pensó que tendría que atender al dueño... y terminó siendo la puta de un mocoso de apenas diecinueve años que encontró una tarjeta de su tío y cuyo ímpetu la mantuvo en cuatro durante casi toda la noche. Era un maleducado y un malcriado, pero era bastante guapo y tampoco ocupó de mala manera su herramienta. Y quizás esa era la peor parte de su nueva realidad, el cliente podía ser cualquiera... claro, cualquiera que tuviera el dinero para pagarle a sus “dueños”.

Ya se estaba poniendo la ropa que había llevado para cambiarse y se miró al espejo. Daniela no lo había podido expresar, tampoco es que le estaba sobrando el ...

... tiempo para detenerse a pensarlo demasiado, pero hace un tiempo que se sentía algo diferente; que no estaba gorda, claramente, porque seguía haciendo ejercicio a diario y no pasaba una semana sin que se pesara (seguía pesando lo mismo), pero es que simplemente se sentía algo más... contundente. Sentía que su ropa se ajustaba perfectamente a su cuerpo, como si la sola ocurrencia de engordar un solo kilo hiciera que esa ropa ya dejara de quedarle. ¿Era la edad? En octubre había cumplido 34 años, ¿era esa la edad en la que dejaba atrás su cuerpo de mujer joven para dar paso al de mujer madura? No tenía idea, quizás solo fuesen ocurrencias suyas. Ocurrencias o no, era lo que estaba viendo y sintiendo.

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De camino a Puerto Varas vio una cervecería que prometía un menú de almuerzo bastante apetecible en un lugar que era bastante bonito y elegante, por lo que se dijo inmediatamente que sería una buena idea pasar a almorzar a ese lugar luego del encuentro en la parroquia.

Miren, no le gustaba para nada su nuevo look rubio platinado con mechas rosas, pero no por eso no iba a combinar su atuendo con su cabello. Siempre lo había hecho. Unos ajustados leggins blancos se había puesto, unas zapatillas deportivas blancas y un top también blanco en la parte superior, todo el atuendo (salvo las zapatillas) con detalles rosas; con franjas a los costados. El problema fue que no llevaba sostén y bajo los top solía utilizar pezoneras, por lo que quiso darse cachetadas cuando notó que ...