Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... frente de la profesora, quien temblaba un poco por todo lo que la rodeaba. Mujeres hermosas y hombres poderosos.

Giselle:Nos costó encontrar el camino... ella no apareció-El muchacho tragó saliva, cayendo en cuenta de que la profesora María Isabel no estaba por ningún lado.

Alonso notó que su obeso amigo tenía las enormes tetas de Karla a escasos centímetros de él, y mientras ella se aferrada a ese rollizo cuerpo, este solo tenía ojos para buscar a la profesora Cristina. Tanto Cristina como Eva ya tenían en sus manos copas con champagne mientras conversaban (o escuchaban más bien) junto un grupo de hombres. El grupete de hombres sesentones parecían bastante complacidos con esas dos mujeres contundentes, una curvilínea, la otra alta, con sendos pares de tetas. Todos esos hombres utilizaban pulseras plateadas y algo familiar se le hacían a Alonso, cada vez estaba más seguro de haberlos visto en algún lugar. No pudo encontrar en su mente quienes eran porque en ese momento la profesora Giselle se sobresaltó y las puertas de esa enorme casona se abrieron en par.

Alonso los miró a todos e incluso logró hacer contacto visual con Cristina y Eva, siendo esa la señal para que a partir de ese momento estuviera dispuestos a conseguir la información que estaban ahí buscando. Comenzaron a avanzar con la masa hacia las puertas y todos parecían haber encontrado a la mujer que los acompañaría. El muchacho incluso notó a mujeres con pulseras acompañadas de algún jovencito o un hombre ...

... bastante musculoso. Ese grupete de hombres que debían tener más de sesenta años rodeaban como hienas a las profesoras Cristina y Eva e incluso notó como sus culos ya estaban siendo manoseados... bueno, dando un vistazo rápido, notó que varios de los mejores culos estaban siendo manoseados mientras avanzaban.

Un escalofrío sintieron cuando ingresaron y se encontraron con un señorial lugar. Alonso intuyó que con los años ese lugar había pasado por contundentes reparaciones que lo hicieron el lugar que era ahora, un lugar enorme y para cualquier familia que quisiera vivir ahí pronto se convertiría en un dolor de cabeza... ahora, claramente esa casona hace décadas que dejó de pensarse para vivir. Tenían frente a ellos un largo pasillo que conducía a un enorme salón. Antes de llegar a ese salón había cuatro arcos que daban a grandes y cómodos salones. Muchos cuadros y lámparas adornaban el lugar mientras que a su lado derecho e izquierdo había grandes escaleras, el izquierdo llevaba al segundo piso y el derecho llevaba a un subterráneo, por donde meseros subían sujetando en sus manos bandejas con bebestibles.

Esos hombres se llevaban a Cristina y a Eva por el pasillo hacia el gran salón, mientras Facundo y Karla las seguían, más por una idea del gordo que de ella. Pero Alonso notó que algunos famosos de la televisión, algunos políticos y los pocos hombres que tenían pulsera dorada, subían hacia el segundo piso. El muchacho llevó de la cintura a su profesora hacia la escalera ...