Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... lugar, en tamaño, era solo comparable a un supermercado y casi podía ser tan grande como el frontis del colegio donde ella enseñaba, el neue Horizonte. Daniela tragó saliva y condujo su vehículo hasta la entrada, para luego rápidamente tomar el pequeño sendero que conducía a un estacionamiento privado exclusivo, como lo indicaba el pequeño letrero cuyas letras estaban custodiadas por stickers de mujeres de pechos enormes con alas de angelitos.

El sendero la condujo hasta la parte trasera de ese enorme local nocturno y ahí diviso la entrada al estacionamiento privado, que era subterráneo. Al bajar se percató de que no era muy grande y buena parte de los espacios estaban ocupados por vehículos de alta gama. Incluso divisó un minibús bastante elegante. Al encontrar un espacio para estacionar, justo hacia el final, Daniela rápidamente se bajó para evitar que los pensamientos la acosaran y le hicieran cometer la locura de largarse de ahí. Tomó su cartera y caminó por ese oscuro estacionamiento con el único sonido del eco de sus grandes tacos con gruesa plataforma de color negros en el lugar. No lo había visto, pero una sombra se incorporó cerca de una puerta que parecía ser de ascensor y la pitada que le dio a su cigarro le iluminó el rostro. Todo esto hizo que Daniela se sobresaltara y se detuviera.

Guardia:¿Zafiro?

Daniela:¿C-Cómo?

Guardia:Me dieron la orden de recibir a Zafiro, supongo que eres tú...-Alzó su mano para apuntar el cabello de la recién ...

... llegada.

“Claro, mi cabello” se dijo Daniela, aliviada de haber encontrado una excusa perfecta para volver a utilizar las pelucas que tanto la acompañaron durante el año. Incluso se puso los lentes de contacto que la hacían tener unos ojos soñados, uno de color azules muy claros.

Daniela:S-Sí, yo soy Zafiro.

Guardia:Me di cuenta-Revisó la pantalla de su iPad- Tienes que presentarte en la oficina del jefe, debe estar esperándote porque llegas cinco minutos tarde... rápido.

Luego de que le reconociera su huella dactilar, el guardia presionó uno de los botones y las puertas del ascensor le permitieron a Daniela ingresar. Al notar que ese hombre no perdía el tiempo a la hora de poder observar lo que sea de su enorme culo, la mujer comenzaba a ponerse algo nerviosa y apretujó todavía más las correas delanteras de ese abrigo negro que estaba utilizando y que llegaba hasta sus rodillas. Antes de que las puertas se cerraran alcanzó a dilucidar un ligero guiño del ojo derecho del hombre y luego de una sonrisa maquiavélica de este las puertas se cerraron. Apenas sintió la subida cuando las puertas volvieron a abrirse.

“Vaya, eso fue rápido” se dijo Daniela, sorprendida por la comodidad del ascensor.

Frente a ella apareció una oficina bastante grande y cómoda, llena de lujos por todos lados. Una gran pantalla de televisión, sillones, sitiales, adornos de dudoso gusto, un bar personal con variados licores, repisas con diferentes fotografías y en las paredes colgaban sendos cuadros con ...