Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora
Fecha: 29/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: el Bardo, Fuente: TodoRelatos
... mocosos que estaban a solo un par de metros de ella y que se la estaban comiendo con la mirada.
Apenas hablaba con su hermana, solo gestos. “Estoy bien” o “no te acerques” era lo que ella le quería decir a Giselle con solo la mirada y, por increíble que pareciera, ella pareció entenderlo a la perfección inmediatamente. Las miradas que más le dolían eran las de sus muchachos: Karla, Alonso, Facundo y Mateo... la que más le dolía era la de Mateo; las miradas eran de tristeza e incluso lastima. Y la peor mirada de todas era la de Julián, el alumno que la desenmascaró y que la doblegó; esa mirada era la de un nazi que en un campo de concentración identificaba a su siguiente víctima. Sus mensajes eran diarios a su teléfono y cada vez que este sonaba una punzada sentía. La había hecho ir a casas, oficinas, una empresa ganadera e incluso a un taller mecánico... ahora a una iglesia ¿dónde sería después?
Le habían depositado dos hamburguesas frente a ella, acompañadas de ensalada y unas papas fritas y tomó el primer sándwich para darle una gran mascada. Tenía demasiada hambre y cuando iba por la segunda mascada se detuvo para mirar hacia la mesa cercana, donde esos mocosos habían olvidado por completo sus papas fritas para observar como ella abría bien grande la boca... claro, como si ellos en la entrepierna guardaran algo así de grande. Suspiró, resignada.
Una de las primeras cosas que tendría que hacer cuando recuperara su vida, si es que la recuperaba, era disculparse ...
... con su más fiel cliente. El otro profesor de educación física, el anciano Octavio, no tenía idea de que era toda una prostituta, pero había sido su fiel cliente mes a mes e incluso dos veces al mes demostrando un buen estado físico. Si incluso parecía más delgado y rejuvenecido. Él creía que era solo algo entre ellos dos que nadie más podía saber. Pero tanta fue su insistencia durante la última semana que se encontró con una Daniela al borde de un ataque de nervios, provocando que fuera echado casi a gritos de la oficina personal de la profesora en los camarines. Él pareció no entender, pero no le quedó otra que irse inmediatamente de ahí. Daniela luego sintió como su corazón se rompía, de nuevo.
Pero el mayor dolor al corazón era su hijo, su pequeño hijo a quien no veía hace más de un año. Si bien al principio podía verlo por videollamada, estas se volvieron cada vez más cortas y la bruja de su suegra apenas permitía que el muchachito hablara, interrumpiéndolo siempre. Llegó el punto en donde sus videollamadas no eran contestadas y todo lo que sabía de su hijo lo sabía por escuetos informes hechos por su suegra una vez por semana. En un inicio acompañaba esos pobres informes con algunas fotografías y luego ni eso. No quería insistir demasiado, menos cuando la amenaza principal de la Hacienda era que, de no obedecer, le contarían de sus andanzas como puta durante el año a su exmarido y eso solo significaba una cosa: no volver a ver jamás a su hijo.
Volvió a mirar a ese ...