El morbo de lo incorrecto
Fecha: 07/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: aSeneka, Fuente: TodoRelatos
... hablando de chorradas que no vienen a cuento, dejando patente lo mindundi que puede llegar a ser; nada comparable a mi padre que observa silencioso mientras desenvuelve un chicle y se lo lleva a la boca. Apenas intercambia alguna mirada conmigo. Ambos tenemos claro lo que ha significado el polvo de esta mañana y hasta dónde llega.
Mi novio y su padre, pletóricos de energía, intentan convencer al resto para ir a bailar. Los dos van a lo que van, pero a mí no me apetece tener que aguantar a mi suegro por mucho que me ponga ver a mi amor mover la colita por mi madre.
Sé fehacientemente que para tipos como Roberto, el polvo no ha acabado en el baño. En lo sucesivo intentará convencer a su mujer para que nos inviten a su casa o se hará en encontradizo para quedar conmigo.
Si no fuera porque su semen me pone los pezones como piedras, empezaría a lamentar lo que acabo de hacer en el aseo.
—En serio, no me apetece —digo—. Id vosotros si queréis.
—Es que si no vienes tú… —protesta mi novio.
Lo hace por compromiso. Está encantado de que le deje vía libre con mi madre, aprovechando para meter fichas e intentar conectar, buscando algo más que el beneplácito de una suegra con su yerno.
Su padre también se opone y sus motivos son los mismos, pero conmigo.
Mi padre se ofrece a llevarme con él a casa. Todavía tengo mi habitación allí y mañana puede venir mi novio a buscarme. No es de los que les gusta bailar y da licencia a mi madre para continuar sin él.
—No, en ...
... serio.
Veladamente queda implícita la proposición de otro polvo en la tranquilidad de mi dormitorio (o el suyo). Nada empalagoso; sudor, gritos y semen en un polvazo rápido sin carantoñas ni mierdas de esas, pero capta mi rechazo con la flema que le caracteriza. Así que asiente con una caída de ojos y no insiste. Roberto tiene tanto que aprender de él.
El pobre no deja de dar brinquitos y hacer pases como si supiera bailar. Incordiando a su mujer que no comprende su insistencia por seguir la fiesta. La pobre Loli.
Al final, cada uno a su casa. Nos despedimos allí mismo las tres parejas. Cuando Roberto se acerca a besarme me dan ganas de susurrarle en el oído algo del tipo:
“Quiero que sepas que, si me caso con Mario, es solo para estar cerca de ti. Nunca olvidaré lo que ha pasado en el baño y solo espero haberme quedado embarazada para tener algo realmente nuestro”.
Pero justo cuando voy a empezar a decirlo, mi suegra se pega a mí y me abraza.
—Ay, chiquilla, vas a ser la novia más guapa del mundo.
Me achucha, me da dos besos y me acuna, felicísima por mí y por su hijo al que adora.
—Gracias, Loli, y también voy a ser la nuera más afortunada del mundo. Me alegro de haber compartido este día con los padres de mi novio. Nunca se me va a olvidar.
Le cojo de las manos y me quedo mirándola fijamente para dar más fuerza a mis palabras. De reojo, me fijo en su marido que lo ha entendido a su manera y sonríe ladino. Idiota.
La abrazo para que solo ella ...