1. El morbo de lo incorrecto


    Fecha: 07/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: aSeneka, Fuente: TodoRelatos

    ... para terminar de ponerla dura y, el deseo de su semen dentro de mí, mezclado con el de su hijo y mi padre, me hace soltar un jadeo.
    
    Empujo la puerta del primer cubículo y me subo la falda, de espaldas a él. Cuando ve mis bragas a medio muslo se queda en shock y duda.
    
    —No sé si será el alcohol o esa cara de vicioso que me vuelve loca, pero estoy cachonda y necesito follar. Sé que mañana me voy a arrepentir así que, no dejes que me lo piense dos veces.
    
    Da igual que sea la novia casadera de su hijo. Mis curvas, mi culo y los labios de mi coño le hacen perder el conocimiento. Tal vez hasta piensa que vamos a formar algo parecido a una pareja a distancia. Una especie de amor platónico.
    
    Tal como pensaba, no dura más de 50 segundos. Eso sí, se corre abundantemente. Al girarme, lo freno cuando quiere besarme. —No—. Se queda turbado. El muy idiota piensa que hemos conectado.
    
    —Eso solo se lo permito a mi novio —aclaro.
    
    Lo acepta como un gesto de honestidad que me honra. Se pone firme, correspondiendo con la misma lealtad. Casi le veo chocar sus talones y afirmar con un golpe seco de cabeza. Una actitud, por mi parte, que va a respetar como buen caballero.
    
    Decido seguir el rollo y le pongo una mano en el pecho.
    
    —Tú eres muy especial en mi nueva etapa como parte de tu familia. Y éste es el sello que quiero guardar de ti —digo con una mano en el vientre donde alojo su semen.
    
    Se le hincha el pecho. Dicen que la diferencia entre un caballo y un hombre es que ...
    ... éstos no se cagan en los desfiles. Él está a punto de hacerlo.
    
    El momento es tan emotivo que casi me hace vomitar. Sin embargo, sigo clavando la estocada más hondo.
    
    —No sé por qué pero… me pone imaginar que llevo unas bragas de tu mujer. Me excita tener algo de la zorra con la que te acuestas cada noche. Cada vez que pienso en ti follando con ella me entran calores.
    
    Le brillan los ojos. Por una parte está emocionado de mis celos; por otra, le acongoja la imagen que tengo de él. Sé que hace años que ellos dos no chingan. Aparece en su cara el rubor de la verdad escondida detrás de una mueca que trata de ser la imagen de un gentleman empotrador.
    
    —Dame media hora y…
    
    —Qué dices, idiota, ni se te ocurra tratar de que se las quite. ¿Eres bobo? —Intenta excusarse, pero no le doy tregua—. Vamos a dejar esto como lo que es. No lo estropees.
    
    Ya no me interesa seguir hablando con él y lo despacho enseguida.
    
    —Sal tú primero, por si acaso.
    
    —Todavía no he meado.
    
    —Ni lo vas a hacer. Estamos tardando mucho y se van a mosquear.
    
    Obedece, como ya sabía que haría. Pobre patético perdedor que baila al son de la primera que le moja la polla.
    
    Al volver con los demás veo a mi novio riendo con mi madre. La pobre no sabe la de pajas que su yerno se hace con ella, ni las que se hará. Mi padre, chaqueta en mano, espera taciturno, como es habitual en él. Loli, en su mundo, se apoya del brazo de su marido.
    
    Roberto disimula como un mal actor de cine de espías, carraspeando y ...
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