1. Decías no pero, empujando, hacías que fuera sí


    Fecha: 27/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... y mis horarios a ser coordinados con el resto de los compromisos, la conclusión se fue dilatando en el tiempo. Eso hizo que mi trato con la dueña de casa fuera haciéndose más cordial y cercano, amén de placentero pues ella era muy atenta y, en los razonables descansos, me acompañaba tomando algo.
    
    Así fue como me enteré que llevaba casada diez años, habiéndolo hecho a los veinte, que no tenían hijos pues el marido todavía no quería ataduras, y que pasaba mucho tiempo sola pues sus amigas tenían gran parte de su tiempo ocupado entre trabajo y prole. La distracción semanal era alguna salida a la noche viernes o sábados con el marido y sus amigos, o con las amigas en reunión de mujeres solas.
    
    Por mi parte le conté que estaba solo luego de un noviazgo de corta duración, y que mi pasatiempo era la lectura y alguna salida los fines de semana a un discoteca muy agradable cuyo dueño, cliente mío, nos atendía con suma cordialidad. Cuando me preguntó el nombre del local, pues alguna vez habían pensado en esa distracción después de cenar le contesté que se llamaba Inti, aludiendo al sol inca.
    
    En la cuarta o quinta semana de trabajo un día que fui se presentó muy caluroso, temperatura que me causó una gran alegría, pues Ester lucía un vestido liviano, suelto, con un pronunciado escote y sostenido en los hombros por dos tiras. Ese aspecto me alteró la cabeza, el corazón y el miembro, los tres concentrados en la figura de esa mujercita.
    
    Estaba en medio de una lucha desigual ...
    ... entre la fuerza del instinto y la debilidad de mi deber cuando se acercó.
    
    - “Serás tan amable de ayudarme en algo que nada tiene que ver con tu trabajo?”
    
    - “Encantado señora”.
    
    - “Por favor, no me tratés de usted, mi nombre es Ester, necesito colgar esta soga para secar ropa y no me doy maña”.
    
    - “Perfecto, cuando termine de anudarla al gancho, mantenela estirada para que no se salga y así pueda pasarla por el otro”.
    
    Puse la escalera y al darme vuelta para tomar la soga que ella me alcanzaba me doy con un panorama ciertamente turbador. Atrás de la mano extendida había un escote bastante separado del pecho y, en el hueco una teta mediana, firme, con el pezón erguido, que por supuesto atrajo mi vista, me dificultó el tragar saliva e hizo temblar mis dedos que trataban de tomar la cuerda.
    
    Esos efectos eran más o menos disimulables, lo que resultó inocultable fue el bulto surgido en mi entrepierna, que traté de ocultar precipitadamente girando un poco el cuerpo, aunque creo que ella algo notó pues cuando agarré la punta que me alcazaba mostró rubor en la cara y dándose vuelta caminó rápido hacia la cocina. Ante eso la seguí.
    
    - “Ester, te pido disculpas, no quise incomodarte, pero te garanto que sin buscarlo se presentó ante mis ojos algo precioso y tremendamente atractivo, que superó holgadamente mi fuerza de voluntad para vencer la tentación de admirar esa belleza”.
    
    - “No me molestaste, simplemente sentí mucha vergüenza”.
    
    - “Es comprensible por el natural ...
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