1. Decías no pero, empujando, hacías que fuera sí


    Fecha: 27/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... hagás mejores elecciones, esta basura no te merece”.
    
    - “Cómo me dijiste enclenque de mierda?”
    
    - “Perdón, me olvidé tu insalvable dificultad para entender cualquier palabra que tenga más de tres sílabas”.
    
    - “No me vengás con pelotudeces que además de cornudo vas a quedar todo roto”.
    
    - “Dada la diferencia de físico es muy posible que así sea, pero por más que me des una paliza vos no vas a mejorar, seguirás siendo un imbécil”.
    
    - “Me alegro que lo tomés con tranquilidad, vas a necesitar tiempo y paciencia para recuperarte, pero a los cuernos no te los sacás”.
    
    Y éste no se salió de la regla de los grandotes, se me vino al humo como chancho a las batatas. Agradecí a la suerte haberme preparado mentalmente para ese evento, esquivé la atropellada y lancé el puño a la cara; el grito que soltó no se condecía con un simple puñetazo pero era totalmente justificado, pues mi previsión había sido totalmente efectiva.
    
    La mano que había impactado debajo del ojo derecho iba agarrando firmemente el llavero y, por entre los dedos del puño cerrado, sobresalía una llave de paleta que entró de plano rompiendo el hueso de la mejilla, pero antes de sacarla gire la mano noventa grados poniéndola vertical. El resultado, ciertamente doloroso, fue que salió llevando consigo astillas del hueso, fragmentos de carne y piel de la cara. En resumen fue una pelea victoriosa, corta y sin tener que lamentar daños propios.
    
    Así terminó un noviazgo de cinco meses dejándome dos cosas, el ...
    ... dolor por la manera en que había finalizado, y la satisfacción de un buen trabajo estable que me daba tiempo para mantener la vieja clientela. Por supuesto, como no habíamos hecho pública la unión en la empresa, fue fácil seguir ignorándonos. Según mi deseo una duración corta pero no irrazonable, Sonia era una hermosa hembra perseguida por una perseverante jauría y era sabido que alguno iba a tener éxito en la tarea.
    
    Una mañana, me manda a llamar el gerente departamental de quien Sonia era secretaria. El objeto era consultarme sobre un problema que tenía en su casa, edificio de cierta antigüedad, heredado por su mujer, que tenía algunas paredes con notable humedad y temía que eso afectara la instalación eléctrica, con el peligro que ello representa. Quedamos en que primero iría a ver el estado y luego le daría mi opinión.
    
    Fui en la oportunidad acordada siendo atendido por la esposa, una señora joven, agraciada y, por la cortedad con que se desenvolvía, me dio la sensación de una dama algo retraída o tímida. Mientras duró la revisación se mantuvo cerca y muy seria, algo razonable, pues al no conocerme conviene ser precavido; después de medir y anotar los resultados di por terminada la visita; la despedida fue ciertamente fría, al no estirar ella la mano yo tampoco lo hice y el saludo consistió en una simple inclinación de cabeza.
    
    Como el cambio de toda la instalación era una tarea de envergadura, sin urgencia, condicionada a la compra de materiales según plata disponible ...
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