Decías no pero, empujando, hacías que fuera sí
Fecha: 27/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... y la recorría con ambas manos. Cuando separó sus labios de los míos fue para decirme.
- “No sé cuál es el sabor de la barra que me llenó hace una semana, así que lo voy a probar ahora antes que se mezcle con el mío”.
Si no me corrí apenas empezó la lamida y succión fue de puro milagro.
- “Tesoro, te ruego, dejá que ahora pruebe el gusto de tus jugos y así bajo el nivel de excitación”.
- “Sí querido, sí, comé mi almeja y poneme a punto, yo te aviso para que entrés de un solo golpe y nos corramos juntos, pero no me saqués la tanga, quiero llevarme tu leche a casa y dormir con ella adentro”.
Para eso lo más apropiado era servirme de la mesa, donde la hice sentarse en el borde luego acostarse para dedicarme a paladear ese sabor delicioso solo pasando la lengua y tragando, porque ella, con sus manos, movía mi cabeza marcando el recorrido hasta que escuché «Ahora», era el momento de incorporarme, llevar el miembro al ingreso de su conchita y parar.
- “Dame tu lengua mi cielo, la entrada y corrida quiero hacerlas con nuestras bocas unidas”.
Fueron dos orgasmos al unísono, mi pija palpitando en cada escupida y ella exprimiendo para que nada quedara en el camino. Al regresar a la mesa las amigas nos recibieron con un «¿Todo bien?» recibiendo nuestra respuesta afirmativa. Con un poco más de luz encontré la razón de la pregunta, la cara de Ester, y seguramente la mía, mostraban el desgaste propio del esfuerzo realizado.
Pasé una semana sin verla pues el trabajo ...
... en su casa se había discontinuando pero vino en mi ayuda una costumbre del dueño y gerente general de la empresa que solía hacer cada tanto, un almuerzo en su casa de fin de semana para cierto número de empleados, y esa vez había sido favorecido. Reunión muy agradable donde lo que sobraba era bebida y comida. Desde lejos miraba a Ester, que estaba con su marido, tratando de no ser evidente en mi embeleso, mientras alternaba con mis compañeros de mesa. En un momento se acercó el anfitrión para ver cómo lo estábamos pasando y al verme relacionó mi oficio con un tema pendiente.
- “Jerjes, ahora que me acuerdo, te cuento que cuando enciendo todos los reflectores del jardín se corta la luz y debo apagarlos para levantar la llave y que regrese la energía”.
- “Seguramente es una sobrecarga doctor, en seguida doy una mirada rápida y luego le contesto”.
Y al rato lo hice, entré a la casa por la puerta que da al jardín para ver el tablero y después salí por la de la cocina que daba a un costado buscando el tendido exterior que suministraba la corriente. Terminado eso, regresaba hacia la mesa cuando veo a Ester salir por donde yo había ingresado y venía a mi encuentro.
- “¡Qué te habías hecho! ¿De dónde venís?”
Lo inesperado de la interrogación me sorprendió y, cuando reaccioné, la miré seriamente.
- “Esa pregunta no me gusta, y mucho menos la manera de hacerla”.
Al tomar conciencia de su actitud bajó la cabeza y, tapándose la cara con las manos se sentó en el banco ...