Decías no pero, empujando, hacías que fuera sí
Fecha: 27/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... bailar, cosa que aceptó; eran piezas lentas y como el volumen de la música lo permitía conversamos sin necesidad de gritar.
- “Marta está caliente con vos”.
- “No estarás exagerando?”
- “No, porque me lo dijo directamente”.
- “Yo preferiría que sea otra la que esté caliente conmigo”.
- “De quién hablás”.
- “De vos”.
- “Pero sabés que estoy casada”.
- “Lo sé, y lamento la presencia de ese gran obstáculo”.
- “Lo que son las cosas de la vida vos, que no le debés fidelidad a nadie, lo ves como una barrera y sin embargo para mi marido no es un impedimento, hace más de un año que se revuelca con su secretaria. Seguro que algo habrás escuchado”.
- “Escuchar prestando atención no, porque chismes circulan diez por segundo y nadie se salva. Sí me resulta llamativa la noticia, pues la secretaria de tu marido fue la novia que me duró cinco meses y terminamos hace cuatro, lo que significa que mientras estábamos juntos mantenía la relación con tu esposo. Cuando te enteraste?”
- “En la cena de hace un rato; ayer tu ex novia, ignorante de la amistad que tengo con Miriam, lo contó en una charla de café diciendo «Hace un año que lo tengo comiendo de la mano, si necesito algo lo consigo con solo levantarme la pollera y mostrarle la tanga, él sabe que después podrá sumergirse ahí todo lo que quiera, si me da en el gusto»”.
- “Sin pensar nos desviamos del tema y mi preferencia quedó sin respuesta”.
- “Después te contesto, ahora no”.
Evidentemente no era ...
... el momento; siendo que la contestación iba a condicionar el futuro, convenía darle tiempo para que madurara y saliera espontáneamente, así que me concentré en el baile y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo pegamos los cuerpos, por lo cual mi aceptación de la espera se la dije con mis labios pegados a la oreja.
- “Por supuesto preciosa, cuando te sientas cómoda”.
Y le di un suave beso en la sien mientras seguíamos la melodía, pero ahora ella con su mejilla en mi pecho y yo con la mía sobre su cabeza. Terminada la música no nos soltamos, ella simplemente levantó la vista para mirarme a los ojos con una expresión tierna.
- “Sí querido, estoy caliente, pero ese estado del cuerpo es consecuencia de que te amo”.
Impactado por esa afirmación, después de acariciarle la mejilla, sin pronunciar palabra caminamos de la mano hasta la barra y a uno de los empleados, que me conocía, le pedí la llave de la pieza donde están los tableros, cuyo único mobiliario son una mesa pequeña y una silla. Ya adentro, apoyado de espaldas en la puerta la tomé en mis brazos.
- “Yo también mi cielo, ardo porque mi corazón levanta la temperatura del cuerpo”.
Y mis labios cubrieron los suyos mientras le bajaba los breteles para que los pechos quedaran libres dando trabajo a mis manos que los abarcaron, moviéndolos de abajo hacia arriba, pinzando los pezones entre los dedos al ritmo de sus quejidos placenteros. Mientras, ella no se había quedado quieta, pues se había apoderado de mi verga ...