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El masaje
Fecha: 16/03/2018, Categorías: Hetero Masturbación Autor: Dorsai, Fuente: CuentoRelatos
... se hace – me dijo coqueta – me estas quitando el trabajo. - Soy todo tuyo querida, puedes hacerme lo que quieras. - Sabes que no puedo acá – respondió dándome un ligero beso en los labios antes de sentarse en mi vientre. Tomó mi pene con sus delicadas manos, acercó su cara a él y le dio una lamida desde las bolas hasta la punta del glande. Me estremecí por la sorpresa y la delicia de esa pequeña lengua. Bianca había pasado sólo la punta de su lengua y al mismo tiempo había sentido su aliento caliente. Estaba con la leche a punto de reventar y ella lo sabía. Se colocó encima mío y su coño atrapó el tronco de mi verga, quedando esta aprisionada entre mi vientre y su vagina. Empezó a mover las caderas como si estuviéramos tirando. Los labios de su vulva me estaban masturbando. Los sentía cálidos y húmedos. Su clítoris era estimulado por mi verga dura. - Preciosa – le dije gimiendo – me voy a venir. - Dame tu leche, dámela papito – decía mientras aumentaba el ritmo. Nuestra respiración se hizo más rápida y pesada, yo sudaba y tenía sus tetas entre mis manos. Bianca estaba con los ojos cerrados moviéndose con frenesí, con ambas manos en mis muslos. No pude aguantar mucho, sentí como mi semen viajaba desde los testículos hasta la punta del glande. Varios chorros calientes saltaron con furia, llegando algunos a mi cara y quedando marcado como si fueran cicatrices de bucanero. Bianca cayó encima mío, nuestros cuerpos sudados quedaron pegajosos por el semen. Vio mi rostro y rio con sensualidad. - Estás manchado querido, ahora lo arreglo. Pasó su lengua por todo mi rostro, recogiendo cada gota de semen que había en él. Y lo tragó con la mirada fija en mí. La abracé y le di un sonoro beso. - Volverás ¿no? Ambos reímos. Me fui dándole una generosa propina. He vuelto varias veces a ese salón de masajes, me he atendido con todas las chicas, pero no hay nadie como Bianca. Hemos tenido nuestros encuentros fuera del local, pero eso es otra historia.