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El masaje
Fecha: 16/03/2018, Categorías: Hetero Masturbación Autor: Dorsai, Fuente: CuentoRelatos
Me gustan los salones de masajes. Me gusta ir a esos pequeños departamentos donde las masajistas que están disponibles tratan de convencerte para ir a uno de los cuartos. Pero no me malentiendan, no quiero sexo. Me gusta que una mujer sepa hacer masajes, que me excite y que me haga eyacular sólo con sus manos. Para mi es algo más que una simple masturbación, si no fuera así me quedo en casa y lo hago yo solo. Pero hay de todo, hay locales y chicas, sin embargo hay una especial que me gusta visitar de vez en cuando. El anuncio del local llegó a mi a través de un correo spam. Por lo general sólo reviso los encabezados y cuando veo algo interesante lo abro. No recuerdo exactamente que decía, pero la ubicación del local me dio buena espina. Un barrio residencial relativamente cerca a donde vivo. Llamé por teléfono y saqué una cita. La voz de la recepcionista fue agradable y divertida. Como si llamara a una amiga. Sin embargo he aprendido a no confiar, en otras ocasiones he ido a conocer centros de masajes nuevos y he salido defraudado la mayoría de las veces. La calle era tranquila, paralela a una avenida principal. Cuando ubiqué la dirección me descoloqué un poco por que era un edificio residencial. A través de las cortinas abiertas de una de las ventanas podía ver a una mujer mayor hablando por teléfono. Presioné el botón del intercomunicador del piso 4. Una voz agradable me contestó. - Hola – le dije – tengo una reserva. - Pasa. El sonido de la chapa eléctrica al abrirse me ...
... indicó que ya podía entrar. Subí los cuatro pisos tratando de ser lo más silencioso posible. Por lo general estos sitios no están en edificios familiares. Estaba un poco desconcertado. Toqué suavemente la puerta del departamento cuatro. Segundos después se abrió y pase a la sala. Las cortinas estaban abiertas iluminando el área, un sofá de dos cuerpos y una mesita de vidrio era el único mobiliario que se veía. La chica que me abrió la puerta era baja, quizás 1.65 cm, de piel blanca y rostro ovalado de pequeños labios. Llevaba puesto un vestido azul de una sola pieza que dejaba ver sus piernas tonificadas por el ejercicio. Sus hermosos senos querían escapar del apretado vestido. - ¿Tú eres José? - su voz era dulce y de inmediato se me puso duro el pene. - Si – respondí tomándola de la cintura y dándole un beso en la mejilla - ¿y tú eres?. - Bianca – respondió con una sonrisita. - Cuéntame Bianca – le dije mientras me alejaba un par de pasos pero sujetándola de la mano - ¿cuáles son las terapias? Bianca se rió y giró sobre si misma alejándose coquetamente con un guiño. - ¿Qué te parece si te presento a las otras señoritas y luego decides?. Estuve de acuerdo con ella, me senté en el sofá y esperé. El ritual es muy parecido en todos los centros de masajes a los que he ido. Una chica presenta a las demás y ahí uno escoge. Salieron dos chicas más, una morena delgada de senos pequeños y cabello largo ondulado que se llamaba Mia, la otra era de piel cobriza, cabello rubio teñido y ...