o) ¿Decepción?
Fecha: 19/09/2017,
Categorías:
Gays
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... haciendo que delirase de placer notando su poderosa polla de macho semental joven e impetuoso. -Hermanito, es delicioso, dame más, dame, dame, ¡ohh, sí. -alargué una mano pasando por debajo de mi cadera y sujeté sus testículos entre mis dedos, los tenía gordos y duros, llenos de semen para mí. No podía aguantar más y me contraje ante el salvaje orgasmo que llegaba de mi culo, cosquilleando toda mi espalda hasta explotar en los testículos haciendo que expulsara la leche contenida en ellos. -Me corro mi amor, ya no aguanto más. -me movía frenético apretando el ano y Óliver empezó a vaciarse los huevos en mi culo. Seguía sosteniéndole los testículos en la mano y notaba como subían apretándose a la base del pene, dejando la valiosa carga en mi vientre. Lo abrazaba con los brazos y las piernas, pegándolo a mí sonriendo satisfecho. Este era mi hombre, mi macho maravilloso, el que me encantaba y al que amaba. Destrabé las piernas y las dejé caer paralelas a las suyas, abierto y con su polla dentro de mi ano. Salió de mí y me quedé mirándolo extasiado, busqué mi slip para colocármelo y no manchar las sábanas con el esperma que comenzaba a salirme del culo. Óliver se limpio la verga con el suyo y se tumbó a mi lado. -Sobre la chica con la que me viste…, no tienes que preocuparte, es una más y no es importante para mí. -su confesión me dejó anonadado, pero apagó la luz y se puso boca abajo para dormir. Otra noche más que no podía conciliar el sueño. Ya no se trataba de lo que J.C. ...
... dijera, más o menos creíble dependiendo de mi disposición a admitirlo como cierto, había sido Óliver el que reconocía que esta chica era una más, y me lo decía con la mayor desfachatez de la tierra, como si fuera lo obvio y normal en él…, y como si lo fuera a seguir siendo. El vuelo en el que Davy regresaba, partiría del aeropuerto de Norwich cerca de Norfolk y llegaría hacia las cinco. Juan había enviado un coche a recogerlo y lo esperaba impaciente, precisamente me sorprendía al sentirme emocionado y razoné que sería por tener cerca a quien dirigiera y resolviera los problemas que ahora llegarían. Me levantaba de la mesa para ir al ventanal cada cinco minutos, como si fuera a entrar por allí por arte de magia, no había escuchado el motor del coche y si los pasos avanzando por el pasillo y la voz de Juan hablando. Aquí estaba sano y salvo, no habían pasado dos semanas y le veía diferente. -Buenas tardes ojos de cielo. -a la vez que sentía arderme las mejillas miraba la cara de Juan imperturbable. Me sentía ciertamente ridículo cuando me llamaba de esa forma delante de su mayordomo, y cuando estábamos solos me encantaba. -¡Hola Davy! ¿Qué tal el viaje? -se adelantó para sentarse en una silla y me indicó el sillón de la mesa. El bastón le servía de adorno prácticamente y solo se le notaba una ligera cojera. Llevaba barba de unos días, eso era lo que le hacía diferente, ¿mayor? -Siéntate Alonso que tenemos mucho que hablar. -miró a Juan haciéndole un gesto de impaciencia. El hombre ...