o) ¿Decepción?
Fecha: 19/09/2017,
Categorías:
Gays
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... vuelva a suceder. -entonces me besó y todo quedó en el olvido, la sonrisa tan querida había vuelto a su cara. Estaba recogiendo la mesa y empezando a preparar el desayuno para el resto de la familia, no tardarían en estar levantados los mellizos para ir a su entrenamiento que ya habían comenzado. El primero que bajó fue mi padre. -Has madrugado hoy más que otros sábados. -Quería prepararle el desayuno a Óliver mientras se duchaba y ya no he vuelto a la cama. -se sentó en la mesa y le puse el desayuno a la vez que el mío. Me miraba cauteloso, queriendo hablarme y sin atreverse. -¿Pasa algo entre vosotros? -era indudable que se refería a Óliver y a mí. -No papá, todo va normal. - levanté la cabeza para que viera mi feliz sonrisa. -Ayer llegó tarde y os escuché discutir. -no pude evitar ponerme rojo, sofocado pensando lo que podría haber oído. -No tienes que dejarte dominar, por nadie, actúas como si fueras el responsable de la familia y esa es mi obligación. -había dejado de comer para mirarme con intensidad, deseando leer en mi mente lo que no le decía mi boca. -No te preocupes, no pasa nada, él simplemente venía cansado, y por cierto, voy a salir con Juan Carlos y no vendré a comer. -deseaba que pensara en otras cosas y no en lo pudo escuchar a la noche. -Está bien, sal a divertirte, no iré con los chicos a su entrenamiento y me encargaré de la casa y la comida. -bajaron Rafael y José, la conversación derivó a lo que a ellos les interesaba. Me preparé antes de que J.C. ...
... llegara, el culo ya no me dolía pero volví a darme la crema, me vestí un pantalón ancho y corto, camisa fina blanca y zapatos casuales de andar, hoy haría calor y el paseo por el monte nos haría sudar. Mi amigo llegó y tocó el claxon avisando, me asomé a una ventana que daba a la calle y le hice señas para que entrara en casa. Cuando bajé estaba en la cocina hablando con mi padre mientras este trabajaba preparando la comida. Vestía igual que yo más o menos mostrando sus fuertes y voluminosas piernas, sentado en la mesa de la cocina con los muslos aplastados. Nos despedimos y emprendimos el camino para subir al monte y hacer algo de ejercicio. Dejamos atrás la sidrería donde trabaja mi hermano y donde volveríamos para comer. Hacía más de un año que no pisaba las pistas rurales que subían hasta las suaves colinas que ocultaban el mar. Dejamos el coche en el parking de un restaurante de monte, había algunos vehículos aparcados, de gente madrugadora que ya estaría en las cumbres. El camino resultaba suave y sin mucha pendiente, me sentía a gusto respirando el olor de los altísimos eucaliptus, próximos a ser talados y convertidos en pasta para hacer papel, y de los pinares, algunos recién plantados. En una hora estábamos arriba y ya nos habíamos encontrado a montañeros que volvían, sudábamos y no era por el calor, notaba que no practicaba el andar desde hacía tiempo. En realidad no debías quedarte quieto, a las cumbres llegaba la brisa de mar que brillaba reflejando el sol a lo lejos y ...