Angel de la guarda (I)
Fecha: 01/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... provocarme. Todos miraban un tanto extrañado a Silvia pues ninguno de ellos la conocía, quizás por eso ella no se lograba acoplar al grupo, tanto así que cuando tuvieron oportunidad, cada uno de mis amigos me preguntaban sobre Silvia y yo por supuesto no podía contarles toda la verdad, me limité a decirles que después les contaría sobre Silvita. Se conformaron con mi respuesta y debido a las características de mi protegida, mis amigos comenzaron a cortejarla descaradamente y ella pasó a ser el centro de atención, a excepción por supuesto de los que ya tenían pareja segura, pero inclusive ellos no desperdiciaban oportunidad para admirar sus atributos. Llegó el momento en que los cuerpos se calentaron casi hasta derretirse y la mayoría estaba lista para fundirse uno con la otra y se fueron despidiendo paulatinamente, yo estaba en igual situación con Cecilia y trabajo me costó convencerla de que esa noche era imposible y de que Silvia y yo no teníamos nada, que después le explicaría. A regañadientes aceptó irse para su casa. Uno de mis amigos se había prendido de Silvia como garrapata y no podía decirle que se fuera, así que opté por no hacerme sentir y dejar que ella se las arreglara sola, que decidiera si aceptar o no a su pretendiente. Pasó una media hora desde que el último se fue del apartamento y el amigo que se prendió de Silvia apareció en mi estudio para despedirse y aprovechó para pedirme que le confirmara que yo no tenía nada con ella, resulta muy difícil creer que ...
... una mujer llega al apartamento de alguien que vive solo y que no existe nada entre ellos, pero por suerte mis amigos me conocen y saben que lo que digo, es como se dice; por lo tanto mi amigo se fue conforme y me aseguró que no descansaría hasta lograr que Silvita cayera en sus redes, le desee suerte y nada más. Despedí a mi amigo y cerré la puerta, mientras Silvia permanecía sentada en la sala y me veía con una mirada que expresaba cierta culpabilidad, y yo con unas cuantas copas encima, la vi y me pareció más preciosa que la primera vez que se albergó en mi casa, me pareció una hembra apetecible y traté de no caer en tentación. -Le arruiné la noche, ¿verdad? -No es nada, sucede a veces. -¿Es su novia? -¿Cecilia? No, sabes que soy casado. -Sí, pero eso no impide que... No dejé que terminara la frase, no me gusta discutir ese tipo de cosas con nadie y menos con Silvia, así que cambié el rumbo de la conversación y le pregunté cómo había estado y a qué se debía que me visitara de nuevo. Para facilitarme las cosas, de nuevo la pondré como primera persona del relato y esto fue lo que me respondió: Cuando salí de acá, me fui directo a buscar a la dueña del local donde trabajaba para que me pagara lo que me debía y la amenacé diciéndole que si no lo hacía; denunciaría las cosas que ella hace. Aunque no se asustó con mi amenaza, prefirió no hacerse de problemas y me dio la plata y aunque no todo lo de la deuda; me dio lo suficiente para poder pagar mis deudas y así cambiar de estilo ...