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Historia del chip 015 - La cita - Kim 007
Fecha: 08/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... sus piernas, se preguntó que podía hacer. No pegaría ojo. Claudicó. —Mary—. cuchicheó lo más bajo que pudo por si estaba dormida. —¿Sí, Kim? — preguntó Mary en el mismo tono. —No puedo resistirlo— confesó con voz entrecortada. —Yo tampoco— replicó Mary. Mientras Kim se daba la vuelta, Mary ya había empezado a juguetear con los pechos ansiosos de su hermana. Se besaron. Ya no eran juegos de adolescencia. Kim notó como sus pezones respondían a los dedos de su hermana y sus piernas se acercaban a la otra mano de Mary. No sabía qué hacer con sus propias manos. Empezó a llevarlas a las nalgas encerradas en el pijama y trató de levantar los pantalones. Mary deshizo el beso. —Escucha, Kim. Yo también tengo ganas. Más que tú, seguro. Pero alguien debe llevar el control de esto. Deja que yo decida. Tus manos se quedarán quietas salvo que quieras acariciarme la cara... o la cabeza. Sin darle tiempo a reaccionar Mary empezó un nuevo beso mientras una mano volvía al pecho de Kim y la otra al culo. Kim deseaba la mano otra vez entre sus piernas, pero no tuvo más remedio que aceptar que Mary jugaba con todas las cartas a favor. Y el chorro entre sus piernas en su contra. Era imposible no darse cuenta. Despedía un olor que la avergonzaba por momentos. Cuando no pudo más llevó su mano izquierda hacia su clítoris. No podía negar una cosa: Mary sabía besar. —Yo lo haré. Dime como te gusta— dijo Mary mientras retiraba la mano del pezón derecho y la llevaba a la vagina inundada de ...
... Kim. Muerta de bochorno e incapaz de pensar en nada más, le dio instrucciones precisas de como introducir un dedo, girarlo, acercar la palma hacia su pubis, rozar el clítoris henchido y realizar movimientos de entrada y de salida, rápido y luego despacio para volver a empezar todo el proceso. Mary pronto aprendió a hacerlo con soltura mientras usaba la otra mano para recorrer el resto del cuerpo ardiente de su hermana. Si hubiera podido, habría encendido la luz, pero se contentó con lo que había. Estaba tan excitada que le palpitaba el corazón. Deseaba acariciarse también. No cometeré ese error se dijo. Intuía que su hermana no podría resistirse nunca más. Sólo cuando Kim estaba bañada en sudor y tuvo espasmos, Mary paró de masturbarla. Para entonces, tenía ese brazo y esa mano tan cansados que en cuanto lo retiró tuvo un calambre, aunque se cuidó muy mucho de decírselo. —¿Estás mejor? — preguntó. Kim respondió con un suave beso en los labios. —Gracias— dijo con ternura. —No tengo permiso para ducharme hasta la mañana. Tendrás que aguantar mi olor...— le confesó con humillación a pesar de lo que había habido entre ellas. —No seas tonta. Intentemos dormir un poco— replicó Mary. Kim se colocó de nuevo hacia la izquierda y las manos de su hermana fueron directamente a los pechos y los labios entre las piernas desnudas de Kim. Se durmieron enseguida sintiendo Kim en el culo el calor que desprendía la zona superior de las piernas de Mary. Confundiéndose con el suyo.