1. Historia del chip 015 - La cita - Kim 007


    Fecha: 08/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... pendientes, empezó a jugar con los pechos y a besarla. Kim hubiera preferido una cama, los dos desnudos, un rato de placer sensual. Roger prefería una fémina en celo, hacer creer al mundo que su hembra no podía resistir ni un minuto más. Algo que poco a poco se iba ajustando a la realidad. Los pezones rígidos, la vagina húmeda y el cuerpo tembloroso. Kim esperaba aguantar un rato, no hacerle las cosas tan fáciles. Otra parte suya quería acabar ya y recoger el vestido. No tuvo opción. El dedo juguetón de Roger quiso comprobar cuanto deseo albergaba. Bastó con introducirlo en su cavidad esponjosa y rozar el clítoris para llevarla al orgasmo. Se apoyó con más fuerza en el cristal trasero. Jadeó y suspiró. El beso oportuno de Roger evitó un grito. Quería más. Un dedo impregnado buscó un pezón y luego el otro, marcando de olor el cuerpo sudoroso y sensibilizado de Kim. Luego llegó a los labios rojos. Kim chupo el dedo con extremo cuidado limpiándolo concienzudamente y tratando de apreciar el sabor de su fogosidad. —Gracias— dijo Roger como si hubiera necesidad de decir algo mientras que Kim no tuvo tiempo de decir nada. —Voy a buscar tu vestido, no vayamos a perderlo. Es fantástico. Bueno, tú eres fantástica con él y sin él. Hazme un favor, no te lo pongas. No lleves nada hasta mañana por la mañana y no te duches ahora— pidió, de esa manera tan peculiar que Kim no sabía si pensar que eran órdenes o caprichos. Seguía tan agotada que no contestó. Se sentía en una nube. Roger le dio ...
    ... un buen pellizco en el culo después de traer el vestido. Besó su ombligo a modo de despedida o para evitar tocar lugares comprometidos... o humedecidos. Cuando más necesitaba Kim un abrazo, una demostración de afecto, se quedó sola. Subió por las escaleras, pensando que era menos probable a estas horas que alguien bajase por allí. Antes de entrar en la casa, se sacó los zapatos. Cogió la llave del bolso y comenzó a abrir. Interrumpió el gesto y dejó todo el suelo: bolso, tacones y vestido. Reanudó la apertura con cuidado para no hacer ruido. Levantó todo y lo dejó otra vez en el suelo, pero por dentro. Cerro la puerta con exquisito esmero. A oscuras, recogió nuevamente las pertenencias y subió a su habitación. Volvió a realizar la misma operación, todo al suelo, abrir la puerta con cuidado, recogerlo todo, dejarlo dentro y cerrar con cuidado. Sólo entonces encendió la luz de su cuarto. Se agachó para recoger las cosas y se volvió. Su hermana Mary, despierta debido a la repentina luz contempló a Kim desnuda salvo sus pendientes. Incrédula, Kim estuvo a punto de soltar lo que agarraba en las manos para taparse, no tanto por ir desnuda sino porque sabía que los pezones duros como diamantes y los labios vaginales brillantes y su clítoris hinchado mostraban su ardor de hacía unos minutos. Fue Mary la que habló primero. —¿No te acordabas verdad? Están pintando mi habitación. Estaba en tu cama hasta que llegases, para no usar el saco de dormir mientras tanto. ¿De dónde vienes? Kim ...
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