La chica de la tortilleria
Fecha: 01/01/2018,
Categorías:
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
Como ya tenía varios días sin descargar la jeringa, andaba ansioso y deseoso. No fue raro, por tanto, que me fijara en la chica que diariamente me despachaba las tortillas. La verdad me parecía muy... pero que muy bonita y simpática.Era una chica delgada de unos 19 o veintiún años a lo mucho. Delgada y de rasgos agradables. Además, por el uso de unos vaqueros bien ajustados, se le notaba un cuerpo muy sexy. Su tez morena brillaba gracias a las diminutas gotas de sudor sobre su piel provocadas por el calor sofocante del lugar donde laboraba.A mí ya me ilusionaba salir con ella e incluso pedirle que fuera mi novia. No obstante un día me di cuenta que ya era casada pues la vi con su esposo e hija cuando ella salía del trabajo. Él había ido por ella en una moto. Me sentí un tanto desilusionado, pero inmediatamente me animé pues estaba decidido a invitarla a salir pese a eso. Yo estaba decidido a cogérmela como fuera; pese a que ya estuviera casada con alguien más. Después de todo, era evidente que yo también le gustaba.Decidí que la siguiente ocasión le preguntaría qué día descansaba y la invitaría a comer; y más tarde a coger, jejejé. Lamentablemente cuando tomé la decisión fue demasiado tarde, al acudir a la tortillería la siguiente semana no la vi, y al preguntar por ella me dijeron que ya no trabajaba allí.En esos días me sentí frustrado, sentía que había perdido una buena oportunidad de culear. Para calmar mi desazón y, a decir verdad, apaciguar mi apetito sexual, pues ya ...
... tenía tiempo que no “mojaba la brocha”, decidí ir a la Ciudad.Al subir al autobús y buscar asiento me llevé una agradable sorpresa al ver que la ex empleada de la tortillería venía sentada junto a un lugar vacío, el cuál ni tarde ni perezoso decidí ocupar.La saludé y ella me sonrió, creo que también le gustó que nos volviéramos a ver. Le pregunté sobre su trabajo a lo que me respondió que había renunciado, pues necesitaba un empleo mejor pagado. Los gastos iban en aumento, pues su pequeña hija había ingresado a la primaria por lo que buscó un trabajo mejor pagado. Ahora laboraba en la Ciudad donde ganaba más. Le pregunté entonces si iba a su trabajo en ese momento, y ella me respondió afirmativamente, pero cuando le pregunté de qué se trataba se puso notablemente nerviosa e incómoda.Como no la quería importunar cambié de tema y me animé a invitarla a salir. Dudé que aceptara, pues era casada, sin embargo y ella aceptó.Me sentí feliz. Quedamos en una fecha días más tarde y me ofrecí acompañarla a su trabajo pero ella rechazó mi oferta. Argumentó que ingresaría a la sección de damas del metro para irse más rápido, pues en los otros vagones era casi imposible abordar. Me despedí y ella a su vez lo hizo con una sonrisa muy amplia antes de irse.Vaya, me sentía de maravilla. Estaba tan contento que pensé en abandonar el propósito original que me había llevado a la Ciudad:Acudir a una casa de citas que había visto anunciada en un periódico.Tras un momento dubitativo, siempre me ganó ...