Profesor de colegio
Fecha: 25/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... eso, y yo también podía castigarla. Según entró al despacho cerró suavemente la puerta, se colocó frente a mi mesa y preguntó si podía decir algo. Yo la contesté con otra pregunta: -¿Acaso no te han enseñado que, en este colegio, al dirigirte a un profesor hay que poner las manos en la espalda? -Lo siento Don Miguel -¿Te parece bonito haber estado fumando? Me divertía aquella situación, la pobre joven estaba realmente nerviosa, se balanceaba de derecha a izquierda sin parar. Al fin podía vengarme de tanta impertinencia durante mis clases. Además después de cinco alumnas desfilando por mi despacho estaba bastante excitado y me alegraba la idea de que la más atractiva se hubiese quedado para el final. -No, no me parece bonito, sé que no debía haber fumado, pero era la primera vez que lo hacía y no lo volveré a hacer. Estoy arrepentida de verdad. -Ya, me parece muy bien que estés arrepentida, pero eso sólo no vale -No me castigue Don Miguel, yo no quería ir a fumar, por favor... -Eso deberías haberlo pensado antes. Ahora sin embargo ya es tarde para arrepentirse. Estaba realmente cachondo, me excitaba la idea de que la tenía ahí, en mi despacho y que en ese momento ella estaba asustada y yo era quien tenía el control de la situación. Sabía que no me podía aprovechar realmente de ello, pero podía divertirme un poco a su costa, al fin y al cabo llevaba todo el curso aguantando sus impertinencias y su falta de atención en mis clases. -Estoy muy decepcionado con tu comportamiento ...
... en mis clases, otros profesores también se han quejado de ti, y además ahora te pillo fumando. -Pero yo no he hecho nada ¿qué otros profesores se han quejado? Yo, creo que he sido más o menos buena. La verdad era que ningún profesor se había quejado, sólo la profesora de gimnasia me había comentado que Cristina nunca hacía los ejercicios de flexibilidad. No sabía que decir, así que utilicé eso. -Me han llegado comentarios de que en clase de gimnasia no colaboras y no haces los ejercicios de flexibilidad. -Ah, es eso... es que no me gusta, pero a partir de ahora los haré, haré lo que sea pero no me expulse a casa, que mi padre se enfadará. -¿Por qué no haces los ejercicios de gimnasia? -Jo, es que no me gusta nada, pero sí que los puedo hacer, no es que no tenga flexibilidad. -A ver, a ver qué ejercicios son esos que te gustan tan poco Ya no estaba tan nerviosa, se había ido relajando a medida que la conversación se alejaba del hecho de que las hubiese sorprendido fumando y del inminente castigo. Sus piernas se movían sin parar en un interminable balanceo que no podía dejar de mirar. El frío del despacho hacía que sus pezones traspasasen el jersey, me encantaba tener ahí esas fantásticas tetitas, con sus pezoncillos mirándome fijamente a través del suéter desde apenas dos metros de mi mesa. Lamenté que con la falda no se insinuase su culito y me pregunté cómo serian sus braguitas. -Verá usted Don Miguel, hay un ejercicio de espalda que consiste en tocarse las puntas de los pies ...