Profesor de colegio
Fecha: 25/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... rodillas, esos jerséis verdes de pico, los zapatitos negros brillantes y los calcetines. Estaban todas con las caras serias, asustadas supongo, ante la posibilidad de irse una semana castigadas a casa. Abrí la puerta del despacho y ordené que pasasen de una en una, y que mientras una joven estuviese dentro del despacho, no quería oír ni una voz en el pasillo. Me senté detrás de mi mesa y ante mí tenía a Clara del cuarto piso. Era la hija de uno de los directivos del principal banco de la ciudad, Tenía 18 años y estaba repitiendo curso. Era realmente mala estudiante, y se notaba que era la mayor. Estaba muy desarrollada. Tenía una melenita morena que casi le llegaba a los hombros, y mientras yo la hablaba de la importancia de seguir las reglas no podía evitar mirarla de arriba abajo. La tenía allí enfrente de mí, mirándome con las manos en la espalda y muy seria. Llevaba la falda a la altura de las rodillas. Sus grandes pechos se insinuaban debajo del suéter. Se notaba que estaba nerviosa porque se balanceaba ligeramente de derecha a izquierda, sin despegar los pies del suelo. Eso hacía que su falda se moviese ligeramente de un lado para otro. Me excitaba esa situación, y como suelo hacer en esas ocasiones, accioné el botón del aire acondicionado del despacho. De esta manera ella iba sintiendo el frío mientras se ponía más y más nerviosa. Cuando ya llevaba un rato hablándola, la temperatura del despacho había bajado sensiblemente y sus pezones se marcaban dentro de aquel ...
... jersey. En ese momento me quede mirándola fijamente y le anuncié que estaría una semana en su casa como castigo. Ella agachó la cabeza y no dijo nada. Después de eso la ordené que se fuese a su habitación y preparase la maleta para el día siguiente. Las demás chicas fueron pasando por el despacho y yo me puse realmente cachondo. Me excitaba tenerlas ahí frente a mí, nerviosas. Por fin sentía que esas insolentes jóvenes de papá me respetaban. Las seis eran atractivas, unas más desarrolladas y otras más aniñadas, pero todas lo suficientemente mayores como para que sus pezoncillos reaccionasen al efecto del aire acondicionado de mi despacho. La mayoría asumió su castigo con dignidad ya que no era la primera vez que eran expulsadas. Pensé que ya habían pasado todas las alumnas y apagué el aire acondicionado del despacho y saqué unos exámenes que tenía que corregir. Me dispuse a trabajar un poco y de pronto entró Cristina. Nada más verla, me apresuré a volver a conectar el aire acondicionado. Era la última de todas y estaba realmente nerviosa. Tiene 17 años y aunque es bastante rebelde nunca la habíamos expulsado a su casa. Es más atractiva que las demás, está bastante desarrollada. Tiene unas tetitas firmes y respingonas con unos pezones que enseguida se dejaron notar. El pelo rubio y largo le caía a los lados de la cara. Llevaba el uniforme de un modo especial. Se había subido la falda al menos tres dedos por encima de las rodillas, las monjas del internado la hubiesen reprendido por ...