La vida de Eve
Fecha: 21/12/2017,
Categorías:
Dominación
Hetero
Autor: EvaManiac, Fuente: CuentoRelatos
... desagradable y muy incómodo. A veces me sentía incluso violada, pero sabía que cualquier reproche derivaría en un cachondeo conjunto. Paco era el único que no paraba su trabajo, y hasta en alguna ocasión ordenaba un poco de compostura a sus colegas. Al ser consciente del detalle, esa mañana le miré fijamente durante un solo segundo y le sonreí sin detenerme. Mientras seguía caminando me arrepentí de haberlo hecho, de ofrecerle un momento de empatía o atracción. Y entonces recordé que yo llevaba ya 4 meses sin echar un polvo, y que ese primate enorme y pueblerino era lo más parecido a un hombre con el que había hablado desde entonces. Por la tarde me sorprendió mucho el sonido del silencio, imaginé que, por alguna razón, ya se habían ido todos a casa tras un día de duro trabajo. Me relajé y abrí el agua de la ducha mientras me quitaba la ropa lentamente perdida en pensamientos del trabajo, y de las tareas para el día siguiente. Y entonces, cuando ya estaba únicamente en bragas, sonó el timbre de la puerta. No podía ser, joder. Hoy que había tranquilidad en el piso de enfrente, ¿y me iban a dar la lata los putos vecinos? Pillé mi bata de algodón trenzado y me la cerré muy bien para atender la molestia. No pude ver a través de la mirilla. Debía estar llena de polvo de las obras, así que abrí con firmeza. -“Ho… hola Paco. Pensaba que no estabais… me iba a dar una ducha. ¿Puedes venir más tarde por favor?” Ni me respondió. Simplemente cruzó de nuevo el umbral de mi apartamento. ...
... En silencio me agarró por los dos hombros echándome hacia atrás, obligándome a retroceder unos pasos, dio un portazo para cerrar y, sin mediar palabra alguna, con la mirada encendida y el rostro sudoroso, me llevó atropelladamente hasta hacer tope con la mesa del salón. -“¿Qué… qué haces Paco?” -“¡Joder tía, qué ganas tengo de follarte!” gruñó mientras me daba repentinamente la vuelta para ponerme de cara a la mesa y empujarme sobre ella. La verdad es que 4 meses de sequía podían más que la ortodoxia de los métodos y, aunque este tío no me gustaba nada físicamente, al abalanzarse sobre mi trasero noté claramente el bulto de su pantalón sobre el albornoz que me lo cubría. Reconozco que me excité muchísimo, y para no resistirme a la fuerza bruta de 90 kilos contra mi cuerpo, dejé que continuara el asalto. Emití unos gemidos de fingida desaprobación primero, y de agitación después. -"Por favor, déjame", le dije un par de veces. "No quiero que me toques", le mentí otras dos. Forcejeé lo justo para no parecer que me ofrecía abiertamente a su deseo, que ahora era también el mío. Me contorneaba bruscamente primero y más sutilmente después, en varios intentos por parecer que quería desprenderme de sus garras. Eran movimientos muy bruscos los que propinaba Paco, como si estuviera enojado conmigo por algo. Al inclinarse sobre mí expuso la grupa a su disposición y, sin perder un solo momento, como si tuviera prisa por violar mi templo, abrió el nudo delantero de mi bata tanteando su ...