La vida de Eve
Fecha: 21/12/2017,
Categorías:
Dominación
Hetero
Autor: EvaManiac, Fuente: CuentoRelatos
... capullo, estaba de mala leche”. El tipo seguía teniendo una cara desagradable, ruda, muy marcada por los golpes que la idiosincrasia de su barrio le debían haber propinado pero, ahí de pie, con una camiseta blanca ajustada que marcaba sus músculos desarrollados, y unos vaqueros del Mercadona, el tío podía dar el pego si lo veías de lejos. Entendí entonces que el gorila me había estado siguiendo con la mirada por todo el local para coincidir conmigo aquí y ahora. Me hice la interesante y exterioricé mi fachada más sexy pero de forma muy sutil, sin mandar mensaje alguno. Apoyé la espalda en la pared y crucé los brazos sobre mi torso de forma que cada calada de mi cigarrillo se hiciera más fácil y en un menor recorrido. Esa es una pose de putón de puerto, lo sé, pero tampoco me importaban mucho las formas en ese momento. Mi escote era recatado y la falda me cubría muy bien por encima de las rodillas. Además, seguro que este tío, si de algo estaba acostumbrado, era de las meretrices baratas y de moral laxa. -“Me imagino que las niñas pijas y estiradas como tú no se relacionan con gente de mi calaña, ¿me equivoco?” -“No sé qué quieres decir, tío. No soy una pija, y tampoco una estirada”, le respondí algo incómoda. “Mira, me largo a casa porque entre mis amigas y tú me vais a dar la noche”. -“De acuerdo, demuestra que no eres una niñata. Deja que un paleto te lleve a casa”, me lanzó el tío con gran seguridad en sí mismo. -“¡Vaya tela!”. No supe qué más decir. Bajé las escaleras de ...
... la terraza que llevaban directamente a la calle, y Paco me siguió para invitarme a subir a su coche, una pickup de Toyota tan grande como su ego. Si el tío se creía que esta noche se iba a meter en mis bragas, lo llevaba claro. “Oye, acepto que me acompañes porque eso te hace feliz, pero no te creas que te estoy dando ninguna oportunidad para nada más”. -“Tranquila señorita, ya sé que usted solo folla con modelos de Wall Street”. -“Lo has pillado”, le solté irónicamente. Esa misma noche, en casa, frente al televisor, eran ya las 3 de la madrugada, y no dejaba de darle vueltas a los motivos por los que ese circunspecto personaje habría insistido en traerme de vuelta, sabiendo perfectamente que jamás podría aspirar a tirarse a una mujer como yo. Creo que debió pensar que “esta pija es una chica demasiado decente y virtuosa”, y que compartir fluidos conmigo hubiera sido una gesta que al día siguiente podría compartir con su grupo de juglares. De momento, lo que estaba muy claro tras haberme mirado el interior de mis bragas, y haberme tocado los labios del coño con los dedos, es que en el viaje de vuelta me había estado mojando más de lo que quisiera. Un secreto que me llevaría ahora a la cama, pero después a la tumba. Pasaban los días entre martillazos y cánticos sureños, y cada vez que entraba o salía de mi apartamento se paralizaban las obras y el grupo de académicos repasaba mi indumentaria por si podían apreciar, o al menos, imaginar, algo de carne bajo mi tela. Era bastante ...