1. Historias (V)


    Fecha: 18/12/2017, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Ana por el otro extremo pellizcaba en derecho de Michelle, la cadenilla colgaba en forma de arco entre ambas, riéndome coloque una pesilla justo en el medio. Hice lo mismo con los otros pezones. Mi polla estaba inflada, tome una silla y me senté frente a ambas, empecé a hacerme una paja, con la otra mano azotaba los pechos de ambas. Estos se movían de una lado a otro como si de un baile se tratara intentando eludir mis golpes de fusta, el golpe dado a una repercutía en la otra pues se movía la cadenita que las unida, la pesa subía y bajaba cada vez que las azotaba, sus ojos derramaban lagrimas de dolor y espanto. Estaba gozando solo con la visión de algo tan perfecto, sus dolores me excitaban, complacía, gustaba y me daba placer. Cuanto más gozaba mas pegaba, hasta que tuve que soltar la fusta desmadejado por el placer mi corrí. Tarde unos minutos en reponerme, me acerque a ellas, las bese en sus maltratados pechos. Las desate, mientras se curaban con cremas, me duche, me metí en la cama las llame a mi lado, se acostaron una a cada lado, Ana y Michelle me hicieron a dúo una soberbia mamada. Haciendo un esfuerzo me levante, tome unas esposas y las acosté en el suelo sobre la alfombra, una a cada lado de la cama, las ate de manos y pies a las patas de la cama. Me sentía como un Amo, ellas como mis esclavas. Por la mañana unos golpes en la puerta nos despertaron bien temprano, serian las cinco de la mañana, era el capataz, me puse una bata y baje. --Buenos días señor, le ...
    ... apetecería ver la marca de ganado, es hoy, después habrá una fiesta en la que participara todo el personal.-dijo con el sombrero en la mano. Sorprendido, acepte pero a condición que de me dejara los mismos caballos de ayer y un peón que nos condujera sobre el medio día al lugar de la marca y de la fiesta. Que no se preocupara por nosotros, a desayunaríamos algo. Él señalo una de las casas y dijo que allí nos esperarían el tiempo que fuera necesario y nos darían el desayuno. Le di las gracias y subí de nuevo al dormitorio, solté a las esclavas y enseguida me volví a dormir. Sobre las diez duchados, como si nada hubiera ocurrido la noche anterior nos fuimos a la casa indicada por el capataz. Un viejo vaquero, con tres hijas nos atendió amablemente. Desayunamos, huevos, tocino, tostadas y un café muy negro y fuerte. Ana y Michelle cuchicheaban por lo bajo y sonreían. Me fije en las hijas, todas con pantalones téjanos que resaltaban sus culos, botas de montar y camisas a cuadros, sin embargo la casa esta bien cuidada y limpia. Eran fuertes, educadas. La mayor de todas era bastante guapa. Ana me observo y siguiendo mi mirada se fijo en la mayor. Haciendo un mohín, movió la cabeza en señal de negación. Lastima, pensé, hubiera sido otra esclava mas para agregar, sin embargo me fié de su intuición. La descarte automáticamente. Ana y Michelle bailaron conmigo y con otros vaqueros, estaban muy solicitadas, cada vez que una pieza lenta tocaba su música ellas declinaban la invitación, pues el ...